LA brucelosis, también llamada fiebre maltesa, fiebre ondulante o fiebre mediterránea, es una zoonosis, cuyo agente etiológico es una bacteria del género Brucella.
Este género de bacterias son bacilos gramnegativos, aerobios, inmóviles, encapsulados, no forman esporas y son parásitos intracelulares facultativos, con predilección por el aparato reproductor, articulaciones y sistema reticuloendotelial. Las principales especies comprenden el B. abortus (ganado), el B. sur (cerdos), el B. melitensis (cabras) y el B. cannis (caninos).
Se presenta especialmente en países en vías de desarrollo, siendo hiperendémica en algunas regiones del Mediterráneo, India, Península Arábiga, México, Centroamérica y Sudamérica, algunas regiones del mundo tienen una prevalencia de 10 casos por 100.000 habitantes.
La infección ocurre cuando las personas entran en contacto con animales enfermos o productos animales contaminados con la bacteria, como leche no pasteurizada, productos lácteos, carne poco cocida o sus subproductos. Las bacterias pueden ingresar al cuerpo de diferentes formas, como por ingestión, inhalación o incluso penetrando en heridas.
Cuando está en el cuerpo, este agente etiológico es fagocitado por los macrófagos, que son las células de defensa del cuerpo, que sobreviven dentro de estas células y son transportadas a los tejidos linfoides. En un intento por aislar la bacteria, para que no cause daño al organismo, se forma un granuloma alrededor de la bacteria, impidiendo su propagación. A veces, estas bacterias eluden este mecanismo de defensa, multiplicándose y provocando ataques agudos en el paciente crónico.
En los casos agudos de la enfermedad, el paciente presenta fiebre, escalofríos, sudoración, cansancio, pérdida de apetito, dolor de cabeza, dolor de espalda y dolor en el abdomen. En condiciones crónicas, los síntomas reaparecen más intensos e incluyen: fiebre recurrente, debilidad muscular severa, dolor de cabeza intenso, falta de apetito, pérdida de peso, temblores, manifestaciones alérgicas, hipotensión, cambios de humor y de memoria.
Para llegar al diagnóstico es necesario realizar una investigación detallada del paciente, tanto de su estado clínico como de su historia, en asociación con pruebas de laboratorio (hemograma, cultivo bacteriano y pruebas serológicas).
El tratamiento incluye el uso de antibióticos, como doxiciclina, tetraciclina y gentamicina, durante al menos seis semanas. Durante una crisis de enfermedad, el paciente debe descansar y mantener una buena hidratación.
La prevención de este trastorno se realiza esencialmente controlando y erradicando las bacterias en los animales. Por ello, es fundamental llevar a cabo una adecuada higiene personal, con los utensilios de trabajo, con la preparación y elección de los alimentos, especialmente la carne, la leche y sus derivados.
Fuentes:
http://pt.wikipedia.org/wiki/
http://www.dive.sc.gov.br/
http://drauziovarella.com.br/