Ana Joaquina Jansen Pereira – Biografía de Donana Jansen

enemigo de Doña jansenComendador Meireles, con quien vivía en desacuerdo, había encargado mil hermosas vasijas de alfarería, con el rostro de la anciana al fondo del jarrón, para ser preparadas en Inglaterra, para venderlas casi gratis. Doña Jansen se enteró del hecho y soportó con paciencia las risas de la ciudad. No reaccionó enseguida: dio su tiempo, mientras iba a encargar que los orinales con su retrato fueran comprados, a dos, a tres, a docenas, en la tienda del Comendador, hasta estar segura de que, ahora , sí, solo ella los tenía.

Con solo preguntar, apenas conteniendo el suspiro de la risa, Damião preguntó a uno de los negros:

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– ¿De quién son esclavos?

– De Donana Jansen

Un insoportable olor a orina podrida provenía de un jarrón aparte, que, por cierto, era más grande que los demás, casi el triple, y estaba cubierto con una tapa también hecha de vajilla.

– ¿Y éste? – Damião quiso saber.

– Mi ama dio la orden de arrojar su orina en la cabeza del Comandante, si se presenta en satisfacción.

Y sin interrumpir los golpes seguros, el negro abrió su dentadura completa para Damião, que le llenó la boca con alegría, terminando con este comentario, entre un orinal y otro:

– Donana Jansen no es una persona. Estoy cansado de decir. Quien se mete con ella tiene mucha sarna que rascarse. ¡Bueno, la hay!

(Josué Montello – Extracto: Os Tambores de São Luís – Capítulo 1)

Suena a leyenda, ficción del escritor, pero Donana existía y aterrorizaba a mucha gente con su implacable autoridad de terrateniente. Nació Ana Joaquina Jansen Pereira, era nieta de un comerciante holandés en quiebra, y escandalizó a la sociedad de Maranhão en el siglo XIX, convirtiéndose en la amante de un coronel adinerado y casado, y además, siendo madre soltera.

Todo habría sido un caso más de cotilleo en la ciudad si no hubiera sido por la esposa del soldado fallecido y él se hubiera casado con Ana. Ana tuvo seis hijos con el coronel. Con la muerte del coronel, Ana, entonces de 38 años, se convirtió en la poderosa ”.Donana, la reina de Maranhão”. Se consagró como uno de los mayores productores de algodón y caña de azúcar del Imperio, además de contar con el mayor contingente de negros del estado.

Se dice que les hizo distribuir agua por toda la ciudad, cobrándoles, cuando ya existían métodos más eficientes para este servicio. Cuando intentaron implementar un sistema de agua, Donana lo hizo tantas veces que llevó a la empresa a la bancarrota. Con una política hábil, cerró tratos entre bastidores e incluso financió los ejércitos del duque de Caxias durante la Balaiada, una revuelta que tuvo lugar en Maranhão. Vivía con otro hombre con el que tenía cuatro hijos. Se volvió a casar a los 60 años con un rico comerciante de Pará. Murió en 1869 a la edad de 82 años.

Era una voz actual, entonces, que Doña Jansen -como se le llamaba comúnmente- cometió las atrocidades más bárbaras contra sus numerosos esclavos, que, sometidos a todo tipo de torturas y torturas en sesiones que, no pocas veces, terminaban con la muerte.

Pocos años después de la muerte de Donana, comenzó a contarse en la ciudad la leyenda según la cual, en las oscuras noches de los viernes, los bohemios y noctámbulos suelen encontrarse con un carruaje inquietante y aterrador, que corre salvajemente por las calles de São Luís, tirado por muchos equipos de caballos blancos sin cabeza, guiados por el cráneo de un esclavo, también decapitado, conduciendo el fantasma de la dama fallecida, sufriendo, sin perdón, por los pecados y atrocidades, en vida, cometidos.

Fuentes:
http://www.jayrus.art.br/Apostilas/LiteraturaBrasileira/Contemporanea/Josue_Montello_Os_Tambores_de_Sao_Luis.htm
http://agenciadeviagem.blogspot.com/2009/02/lendas-maranhenses.html
REVISTA CLAUDIA – ESPECIAL. São Paulo: abril de 2000. p.15

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