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Con la conquista del Nuevo Mundo, la entrada masiva de metales preciosos americanos, unida a la triple herencia -borgoñona, española, austríaca- de Carlos V, fundaron el poderío de España, acompañadas de una producción literaria y artística tan deslumbrante que política y el declive económico se iluminará aún más.
PODER ECONÓMICO Y FLORECIMIENTO DE LAS ARTES
En 1492, año en el que Cristóbal Colón inicia su primer viaje, que anuncia la formidable expansión colonial española, los Reyes Católicos, Isabel y Fernando, cuyo matrimonio permitió la unión de Castilla y Aragón, toman Granada, último bastión del Islam. Su nieto, Carlos de Habsburgo, fue elegido emperador del Sacro Imperio Romano Germánico en 1519 con el nombre de Carlos V. Pronto comienza para España un período de poder económico y político -nutrido por las olas de oro que fluirán durante el XVIy y 17y s., y reforzado por el poder de la Inquisición, durante el cual la cultura española brillará con sus luces más brillantes.
Aplicado a la producción artística, el concepto de Siglo de Oro representa “un florecimiento, no un estallido repentino”, como predijo el historiador Pierre Vilar en 1947, y rechaza clasificaciones excesivamente sistemáticas. Además, el arte hispánico tiene extensiones en Europa e incluso más allá: el Nuevo Mundo será un extraordinario campo de experiencia, especialmente para la arquitectura, como lo demuestran las grandes catedrales de Ciudad de México, Puebla o Mérida.
El rezago de la pintura en relación con la literatura y la prosperidad político-económica, señalado por Paul Guinard, quien constata un posterior apogeo en el terreno pictórico, es al contrario de la arquitectura: nos obliga a remontarnos a los inicios de la XVIy s. El boom ya había comenzado con los Reyes Católicos: la XVIy s. Es un momento excepcional para la arquitectura.
Una de las características de la producción artística de XVIy y 17y s. en España es su extrema variedad, lo que dificulta su clasificación en comparación con otros países europeos. Hay razones históricas para ello: la persistencia, mucho tiempo después de la toma de Granada, de una tradición islámica, la organización del trabajo artístico según criterios todavía medievales donde el artista depende del grupo, gremial (especie de corporación) o hermandad religiosa. En cierto modo, tiene el estatus de artesano. Algunos artistas, muy raros, lograrán escapar de este sistema. Es el caso de El Greco, que lleva una vida en Toledo imitando la de los grandes pintores que frecuentó en Italia. Pedro Machuca, arquitecto del palacio de Carlos V en la Alhambra, es también pintor, Diego de Siloé arquitecto y escultor, Alonso Cano arquitecto, pintor y escultor. Juan de Herrera, arquitecto del Escorial, es una especie de asesor científico de Felipe II. Si Velázquez puede pintar a su antojo es porque cumple una función administrativa en palacio, la deaposentador.
ARQUITECTURA
Experimentó un notable crecimiento tras la llegada de Carlos V. La piedra es el material preferido, especialmente en Andalucía, donde adquiere un valor simbólico como material cristiano frente a la arquitectura musulmana. Es el XVIy s. donde se levantan las tres catedrales de Granada, Málaga y Jaén. Este último experimentará una gran influencia y servirá en particular como modelo para las catedrales del Nuevo Mundo. Carlos V hizo construir un palacio de estilo italiano en la Alhambra de Granada, iniciado en 1526 y que quedó sin terminar. Para el secretario y asesor económico del monarca, Francisco de los Cobos, inmensamente enriquecido, Andrés de Vandelvira creó la iglesia funeraria de El Salvador en Úbeda, con un programa escultórico destinado a glorificar a su familia y simbolizar la ascensión al más allá.
El Escorial, que forma parte de la tradición hispánica de monasterios-palacios, da testimonio de la cultura arquitectónica de Felipe II y del alto nivel técnico que permite su construcción con una rapidez excepcional. En Madrid pretendemos hacer del Alcázar un palacio moderno. Juan Gómez de Mora dirige la configuración arquitectónica y urbanística del Madrid de los Austrias con el plaza mayor y la Cárcel de Corte (1629).
LA ESCULTURA
Es principalmente de carácter religioso –arte funerario en mármol o piedra, bajorrelieves, sillería de madera– pero los artistas también trabajan para la ornamentación de palacios y ciudades, que tienen muchas fuentes. El clima de religiosidad explica el desarrollo de la escultura policromada: la madera se cubre con una capa, luego se dora y se pinta antes de rasparla con un punzón para revelar el oro, según un proceso llamado estofado. Destinado a retablos y grupos esculpidos (pasos) desfilada en procesión -como aún hoy vemos- durante la Semana Santa, la escultura policromada es a menudo fruto del trabajo colectivo. Alonso Berruguete, Diego de Siloé, Juan Martínez Montañés, Gregorio Fernández, Alonso Cano realizan las obras maestras de este arte destinado a la edificación de los fieles, pero también otras piezas en materiales más nobles.
LA PINTURA
El gran pintor de España desde XVIy s., El Greco, nació en Creta y llegó a España después de haber trabajado en Italia, en el medio artístico de Venecia y Roma. Atraído por la posibilidad de encargos que representaba el astillero de Escurial, llevó a cabo una Martirio de San Mauricio (1580-1582) que no contará con la aprobación de Philippe II. Establecido en Toledo en 1577, allí murió en 1614. Retratista, revivió, gracias a lo aprendido de los italianos, de Tiziano entre otros, el hieratismo de la tradición española – Fray Hortensio Félix Paravicino (1609), retrato de un predicador amigo de Góngora. Velásquez sabrá captar su lección.
Es cierto que se podría evocar sobradamente el realismo de la pintura española del 17y s. Pero, si percibimos el valor casi táctil de los personajes u objetos representados, debemos llegar a un segundo nivel de lectura que es aquel al que el artista ha querido llevar al espectador. El significado de muchas obras se nos escapa, sobre todo porque formaban parte de decorados que han sido desmantelados. naturaleza muerta (bodegón) es un ejemplo significativo: es una obra «clave», a menudo con simbolismo religioso (bodegón a lo divino). Así debemos contemplar las obras de Fray Sánchez Cotán, Zurbarán, Valdés Leal.
Velásquez por su parte, con las meninas (1656) y Hilanderos (1657), lleva al extremo la interacción entre lo real y lo imaginario.