Claustrofobia –

LA claustrofobia es una fobia, es decir, un miedo exagerado a una situación. En este caso, es el miedo o el disgusto por los lugares cerrados, como ascensores, trenes, aviones y muchos otros. También puede estar presente cuando el paciente se encuentra rodeado por una multitud. De hecho, la claustrofobia no es una enfermedad sino un síntoma, generalmente acompañado de un trastorno conocido como agorafobia – el miedo a estar en un lugar público, del cual el individuo no puede salir fácilmente si se siente mal.

¿Eres estudiante, profesor o academia?

DATE DE ALTA EN NUESTRA RED SOCIAL!, Grupos de estudio, apuntes, escribe en tu propio blog, añadir tu academia o dar clases particulares y Aprende!!!.

Abrir un perfil

Foto: andriano.cz / Shutterstock.com

Este signo suele preceder a situaciones que pueden implicar la aparición de un ataque de pánico. Las sensaciones parten del nivel psíquico y llegan al físico. El ambiente parece comprimirse, el techo se acerca, las paredes se contraen, las piernas y las manos tiemblan, el sudor empieza a fluir y el corazón parece más una bomba a punto de estallar. La boca se seca y todos los síntomas de un trastorno de pánico pueden estar presentes. Esta angustia sin precedentes es muy común y no hace distinción entre raza, sexo, edad o clase social. Un miedo irracional invade las mentes de estos pacientes, que suelen sufrir de una mayor ansiedad.

Incluso unos segundos en un contexto claustrofóbico son suficientes para desencadenar un conjunto de síntomas en las víctimas de este trastorno. Empiezan a evitar estas situaciones, consideradas por ellos riesgosas. Es difícil evaluar las causas de este problema, ya que pueden ser múltiples. Según algunos investigadores, quienes padecen algún tipo de ansiedad son más propensos a padecer este trastorno, ya que cualquier experiencia de trauma en un lugar cerrado puede ser el estímulo inicial para desarrollar este tipo de fobia en estas personas. Otros estudiosos ven en esta perturbación una expresión de impulsos sexuales y culpa reprimida.

También es necesario comprender la facilidad con la que estos pacientes desarrollan la depresión, al aislarse de personas y lugares que pueden generar contextos claustrofóbicos, ya que se dejan dominar por el miedo, retirándose a lugares donde se sienten más seguros. Es fundamental, por tanto, tratar este trastorno, para que no empeore y evolucione hacia otras enfermedades mentales. En este sentido, es importante combinar la psicoterapia con la psiquiatría. Los ansiolíticos y antidepresivos son las categorías farmacológicas más adecuadas en este tratamiento, ya que ayudan a inhibir la serotonina, responsable de la ansiedad, aunque el paciente todavía corre el riesgo de volver a ser invadido por el miedo en cuanto deja de tomar la medicación. Aquí es donde entra en juego la psicoterapia, con el objetivo de reestructurar la mente, identificar los miedos y trabajar los aspectos irracionales de cada uno de ellos. La curación completa es, pues, algo muy real y tangible.

Tanto los claustrofóbicos como sus familias deben aprender a aceptar esta realidad, antes de intentar transformarla. Solo así será posible eliminar de una vez por todas estos efectos incómodos de lo cotidiano, a menudo abrumador, de nuestra civilización. El autoconocimiento y la autocomprensión pueden ayudar al paciente a liberarse de esta y otras fobias.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *