El trabajo de Teilhard de Chardin

El jesuita, teólogo, filósofo y paleontólogo francés Pierre de Teilhard de Chardin nació en la comuna de Orcines, el 1 de mayo de 1881. Intentó, en su época, realizar una hazaña entonces casi imposible, y aún hoy difícil de lograr, de conciliar las visiones científicas y teológicas a través de sus publicaciones.

Este emprendimiento, sin embargo, le costó incomprensión e intolerancia por ambos lados, pues ni siquiera la ciencia acogió con agrado sus escritos, acusándolo de defender un punto de vista místico, así como la institución católica lo discriminó, impidiéndole dar clases y lanzar su obras teológicas.

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Chardin construyó su espiritualidad a partir de las enseñanzas de Ignacio de Loyola en el orden que eligió para seguir el sacerdocio, y esta elección marcaría esencialmente su forma de interactuar con la era moderna. Pero el núcleo de su teología estaría definido por su encuentro con el misticismo desarrollado por Pablo de Tarso, estructurado en torno al ‘estar en Cristo’ y el Mesías cósmico. A través de este discurso paulino construye su propio misterio cristiano.

El arduo camino recorrido por Teilhard pasa necesariamente por estas referencias teológicas; sólo con este instrumento podrá afrontar el inhóspito territorio posmoderno en su búsqueda de Dios. Su formación científica en el campo de la geopaleontología le proporcionó las bases fundamentales para comprender el desarrollo del planeta y la humanidad.

Por otro lado, su experiencia religiosa le brindó el claro conocimiento de que es fundamental construir una especie de metacristianismo, ya que este ámbito cumpliría su rol en los esfuerzos por preservar el Planeta y el ser humano. Vio la evolución como un proceso que se desarrolla desde la etapa caótica del Universo hasta el surgimiento de la conciencia humana en el Globo Terrestre, que precede al momento de la Noogénesis, cuando todos los pensamientos irradiados por una mente humana desarrollada constituirán un solo tejido inteligente. En este momento, una capa más involucrará al Planeta, la Noosfera.

Para Teilhard, un hilo conductor dentro de la materia lleva a este mecanismo evolutivo hacia un centro de convergencia: el Punto Omega. En este sentido, se puede decir que su pensamiento es panenteísta, ya que cree en todo el Cosmos abrigado en Dios, pero la divinidad trasciende todo lo que abarca, sin, sin embargo, privarse del sentido de unidad. Esta concepción difiere, en algunos puntos, del Panteísmo, filosofía según la cual el Creador y el Universo encajan completamente.

La teoría de Teilhard se desarrolla precisamente en el punto en el que el cosmologismo ancestral y la concepción contemporánea del fenómeno se cruzan. Es decir, el Universo de Galileo está desnudo frente a todo aquel que quiera desentrañar sus códigos, pero esto no es posible sin el aporte del pensamiento científico moderno, que implica necesariamente el ámbito empírico, instrumento imprescindible para descifrar la Naturaleza. Por lo tanto, uno al lado del otro, vemos el mundo como un evento fenomenal y la ciencia como la clave para comprender este universo.

Fuentes:
http://www.clfc.puc-rio.br/pdf/fc12.pdf
http://pt.wikipedia.org/wiki/Teilhard_de_Chardin

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