Jorge Lavelli –

Director argentino naturalizado francés (Buenos Aires 1932).

Jorge Lavelli llegó a París en 1961, procedente de Buenos Aires, donde estudió con grupos de teatro independientes. Con una beca, ingresó en la Universidad del Théâtre des Nations. En 1963, ganó el premio en el concurso para empresas jóvenes por matrimonio, de Gombrowicz.

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La personalidad de Lavelli es inmediatamente obvia. Rostro pintado de blanco, sus actores deambulan, marionetas grotescas, muecas, distorsionadas incluso en su discurso, en un juego salvaje que insiste en las ambigüedades del equilibrio de poder, prima la intuición, elimina toda referencia a la psicología.

Lavelli desarrolla y refina su estilo, agregando una especie de burlesque fúnebre (en Yvonne, princesa de Borgoña, todavía de Gombrowicz), o imágenes suntuosamente morbosas (en el consejo del amor, cancelada en Aviñón en 1968 y estrenada en París, con escándalo, el mismo año).

En 1969, con Orden, con música de Arrigo, inaugura lo que se llama teatro musical, un intento de crear óperas contemporáneas. En 1975, escala Idomeneo, una obra bastante estática de Mozart. Después de eso, Lavelli parece cansado del teatro, donde solo encuentra un pretexto para espectáculos lujosos; con algunas excepciones, sin embargo, notablemente las monedas argentinas Copi, los cuatro gemelos, presentado en 1973 en el Festival d’Automne, y homosexual, donde renace la violencia de su humor morboso. De la misma copia, también subirá La noche de Madame Lucienne (Festival d’Avignon, 1985), con Maria Casarès, y, en 1988, poco después de la muerte del dramaturgo, Una visita inoportuna, que escenifica los últimos momentos, en una habitación de hospital, de un escritor enfermo de sida.

Pero es en la ópera donde da su medida: el carnaval oscuro de un Fausto en desacuerdo con la convención y el oropel medieval habitual, el encantador equívoco de Niño y hechizos, en La Scala, la Traviata, en el festival de Aix-en-Provence en 1976, Pelléas y Mélisande, en el Palais Garnier en 1977, Fidelio en Toulouse y la primera Carmen visto como el símbolo de la mujer libre en la Opéra du Rhin. A Lavelli también le interesa el repertorio contemporáneo de Luigi Nono (En el gran sol del amor cargado, 1982) a Zygmunt Krauze (la estrella, 1985).

En 1988, Lavelli inauguró el flamante Théâtre national de la Colline, del que estuvo a cargo hasta 1996, con el público, de García Lorca. Textos de, entre otros, Thomas Bernhard (Heldenplatz, 1988), Lars Noren (la vigília, 1989), Valle-Inclán (Comedias bárbaras, 1991) y Edward Bond (Una prision, 1993).

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