La forma científica de pensar: el benceno de Kekulé – Química

Es un lugar común en un laboratorio de investigación que factores como la intuición y la percepción cuentan tanto como el conocimiento previo cuando se trata de nuevos conocimientos. Y suelen ser los científicos que tienen estas características los que pueden ir más lejos del mismo punto. Uno de los ejemplos más emblemáticos de un individuo capaz de llevar la intuición a las últimas consecuencias fue el descubrimiento de Kekulé de la molécula de benceno.

La estructura molecular del benceno (C6H6) fue identificado por el químico alemán Friedrich August Kekulé (1829-1896).

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Kekulé es ahora considerado uno de los fundadores de la Química Orgánica, la ciencia que estudia los compuestos del elemento químico carbono (al menos en su definición moderna). Este químico alemán sabía en su momento que esta nueva molécula, tan presente en los organismos vivos, estaba compuesta por seis átomos de carbono y seis átomos de hidrógeno. Sin embargo, esta fórmula molecular contradecía, al menos aparentemente, lo que el propio Kekulé había descubierto en relación con los átomos que componen la molécula, que no confieren estabilidad al benceno.

El átomo de carbono es capaz de establecer cuatro enlaces con cualquier átomo, es tetravalente. El átomo de hidrógeno es monovalente, es decir, forma un solo enlace químico.

Así, según los postulados de los compuestos de carbono saturado, el número de átomos de hidrógeno debería exceder al del carbono en 2,5 veces, lo que no era el caso del benceno. Kekulé, tras largos periodos de infructuosa reflexión, soñó, en la tarde de 1865, con una serpiente que se tragaba su propia cola. Cuando despertó, tenía la respuesta a la pregunta más desafiante de su carrera: bastaría con cerrar la estructura del carbono para que se pudiera formar sin desobedecer las leyes de los enlaces químicos. El sueño inspirador que había tenido había contribuido decisivamente a su comprensión de la estructura de la molécula de benceno.

El hecho de que ocurrió con Kekulé no está aislado en la historia de la ciencia, pero es un proceso psíquico más común de lo que uno podría imaginar. Cuando la mente está en una búsqueda desenfrenada de soluciones, se ve obligada a trabajar bajo las riendas de las imposiciones mecanizadas. Y luego, a veces, es de un vistazo que el problema se puede resolver, cuando ocurre una especie de desapego de la mente condicionada. Otros dos ejemplos bien conocidos en el mundo científico son Newton y la manzana y Arquímedes y estocada. A Einstein se le atribuye una famosa frase que expresa este sentimiento: “Pienso 99 veces y no encuentro un sentido, dejo de pensar por uno y he aquí, viene a mí”.

Referencias:
RUSSELL, John B .; Química General vol.2, São Paulo: Pearson Education of Brazil, Makron Books, 1994.

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