Mandabi
Comedia de Ousmane Sembene, con Mamadou Gueye (Dieng), Ynousse N’Diaye (la primera esposa), Serigne N’Diaye (el iman), Serigne Sow (Maissa), Moustapha Touré (el comerciante), Modoun Faye (el factor) , Farba Sarr (el agente comercial), Moussa Diouf (el sobrino), Christophe M’Doulabia (el comerciante de agua), Issa Niang (la segunda esposa).
- Guión: Ousmane Sembene
- Fotografía: Paul Soulignac
- Ensamblaje: Gillou Kikoine
- Producción: Jean Moumy, Paulin Vieyra, Mostrador de cine francés, Films Domiteve-Dakar
- País : Senegal y Francia
- Fecha de lanzamiento : 1968
- Su : colores
- Duración : 1 h 45 (versión Ouolof), 1 h 30 (versión francesa)
- Premio : Premio Internacional de la Crítica, Venecia 1968
Abstracto
Ibrahima Dieng, un tranquilo cincuentón, musulmán practicante, vive en un distrito de Dakar, rodeado del respeto de sus dos esposas y sus siete hijos. Un día, el cartero le trae una carta de su sobrino inmigrante, un barrendero de calles en París, con un mandato de veinticinco mil francos CFA a su nombre. La suma se entregará a la madre del sobrino y dos mil francos son para Ibrahima. Tan pronto como ha leído la misiva, suena el tam-tam (teléfono local). Inmediatamente, familiares y vecinos invaden su patio: los griots cantan su sabiduría y los demás le recuerdan los deberes tradicionales de los ricos. Ibrahima olvida que el dinero le está confiado y se prodiga generosas promesas que cumplirá tomando prestado en dicho mandato. Cuando quiere tocarlo, comienzan las dificultades: debe presentar una cédula de identidad que no tiene. Para conseguirlo, recorre los pasillos de numerosos servicios administrativos, vaga de oficina en oficina y un empresario deshonesto le roba el mandato. El joven cartero cierra la historia con un llamado al cambio.
Observación
Una historia de Africa
Coproducida por una empresa francesa y con el anticipo de recibos de la CNC -, André Malraux era entonces ministro de Cultura – el mandato tiene dos versiones: una en francés y otra en wolof, una lengua mal escrita aunque el alfabeto esté codificado y el 85% de los senegaleses lo hable. Durante el rodaje, los actores tuvieron que aprender diálogos sencillos, escritos en francés, y restaurarlos en wolof, entendiéndose que deben ceñirse lo mejor posible a los gestos de cada idioma. Si los actores se prestaron al juego, a juicio del director y los espectadores, su tono suena falso en la versión francesa mientras que la hinchazón coloreada del ouolof comunica emoción y parece natural.
En 1968, en medio del festival de Venecia, el mandato, retirado por el autor del concurso, pasa al apartado de “Información” y obtiene el Premio de la Crítica Internacional. La anécdota es que el diploma nunca llegó al destinatario. Este premio reconoce la fuerza del estilo del autor de Borom Sarret y el negro de… Confirma el avance del cine negro africano y le da una audiencia internacional. Para los pocos cineastas africanos como el nigerino Oumarou Ganda (Cabascabo) y para el marfileño Désiré Ecaré (Concierto para el exilio) y para los demás, es una esperanza tremenda.
Desde Borom Sarret, Ousmane Sembène sigue atacando a la nueva burguesía senegalesa, que apareció con la Independencia. Aquí, bajo la risa y la charla del cuento africano, denuncia a los nuevos especuladores – intelectuales y ejecutivos administrativos – que usan y abusan del poder maligno del dinero a espaldas de los pobres ingenuos y analfabetos. Con lucidez y sin miserabilidad, desnuda el trágico presente de África y apuesta por el futuro, en nombre del buen sentido de su pueblo, sin poder definirlo. ¿Quién lo culparía?