(Latín pantomimo, griego pantomimos)
Muestra donde el artista se expresa únicamente a través de gestos, expresiones faciales y actitudes.
Breve historia de la pantomima
En Grecia, el mimo se vinculó primero a la celebración de ceremonias mágicas, como los misterios frigios. Posteriormente, consistió en imitaciones improvisadas de escenas cómicas de la vida cotidiana. Luego este género tomó una forma más artística con los mimos de Sofrón de Siracusa (alrededor del 420 a. C.). Los datos son sustancialmente los mismos en Roma: sátiros y faunos, con el rostro untado con lías de vino o cubiertos con la corteza del papiro, improvisan escenas durante las fiestas locales; los ritos orgiásticos conmemoran a Deméter o Dioniso; canciones populares celebran el culto a Fauno y Príapo. Los mimos de Herondas o Sofrón se inspiran en los diálogos, al igual que las comedias populares de Publio o Décimo Laberio, en la época de Julio César. Abandonado en Grecia, donde se redujo a intermedios cada vez más licenciosos, el mimo fue desvirtuado en Roma por los histriones y dio paso a dos géneros híbridos: la pantomima, que triunfó bajo César con dos célebres mimos (arquímimes), Pylades de Cilicia y Batylle de Alejandría, que muestra un marcado gusto por la obscenidad, y el mimodrama, que cede a la vulgaridad total. Durante estas representaciones, los actores imitan la acción, mientras un coro canta las letras que las acompañan.
En Francia, la prohibición de hablar, impuesta a los xviiiy siglo a los actores de los teatros de feria, estuvo en el origen del desarrollo de la pantomima. Triunfa entonces “La arlequinada”, una serie de escenas bufonescas alternadas con números de habilidad e ilusionismo y tomando prestados sus personajes de la commedia dell’arte (Pierrot, Arlequín, Colombine, etc.).
Bajo la Restauración, hubo tres espectáculos de pantomima en París, incluido el del Théâtre des Funambules, presentado por J.-B. Deburau, los Acróbatas y Bobino. Después de la Revolución de julio, el éxito del vodevil supuso la decadencia de este género, carente de tema y secuencia lógica, y el surgimiento, gracias en particular a Champfleury, de una pantomima dramática. Sin embargo, desgajada de sus raíces populares, contaminada por el habla y la música, la pantomima degeneró rápidamente.
ella volvió a la vida XXy siglo gracias a Étienne Decroux (1898-1991), iniciador del estilo pantomima, brillantemente ilustrado por Jean-Louis Barrault, Marcel Marceau y Gilles Segal.