Written by Durante el período conocido como la Civilización Minoica, que se desarrolló en la isla de Creta, ubicada en el Mar Egeo, hubo varias invasiones por parte de los pueblos indoeuropeos. Los aqueos fueron los primeros en invadir Creta, seguidos por los jonios y los eolios. Sin embargo, la invasión más violenta tuvo lugar por parte de los dorios. La llegada de los aqueos y su dominio sobre la región marcó el comienzo de la civilización micénica. Tanto la Civilización Minoica como la Micénica estuvieron marcadas por las actividades en el mar, especialmente el comercio a través de la navegación y la práctica de la pesca, que aún marca la cocina mediterránea. Sin embargo, con la invasión doria de la Civilización Micénica, se produjo una importante crisis que acabó con muchas de las prácticas y avances logrados hasta entonces. Inicialmente se creía que ellos eran los únicos responsables de la destrucción de la región, sin embargo, actualmente se entiende que una combinación de factores propició la crisis que azotó a la región, como los factores climáticos, por ejemplo.
La civilización micénica estuvo marcada por el comercio y la navegación. Con la invasión doria y la consiguiente destrucción de la civilización estas actividades disminuyeron considerablemente. Como la población estaba en pleno crecimiento, fue necesario salir en busca de alternativas de supervivencia. Así, hombres y mujeres huyeron en masa a otras regiones, extendiéndose por las islas del Egeo y Asia Menor. Acceder a las huellas de la civilización micénica es bastante difícil. Los investigadores creen en la existencia de edificios y palacios micénicos, pero entienden que hubo una conjunción de factores que llevaron al final de esta civilización. Entre ellas se encuentran las invasiones dorias, uno de los pueblos indoeuropeos que dominaron la región y utilizaron la violencia para ejercer su dominio, además de los desastres naturales como los terremotos que pudieron ocurrir en la época.
LA Primera diáspora griega estuvo marcado por las invasiones de Hélade. Entre 1500 y 1150 aC floreció la civilización micénica. Los invasores dorios fueron los responsables de una nueva organización y división social en la región. Eran los genos, división de la tierra en pequeñas propiedades familiares con producción orientada a la subsistencia. Sin embargo, como la población había alcanzado un nivel de crecimiento considerable, la tierra disponible no alcanzaba para todos. Esto resultó en una profunda desigualdad social ya que las familias más cercanas a los caciques locales fueron recompensadas con las tierras más fértiles, mientras que las familias con menor influencia en el poder local enfrentaron serias dificultades para sobrevivir. Los terratenientes también tenían el poder político, mientras que otros miembros de la sociedad luchaban por sobrevivir.
A medida que aumentaba la población, más personas luchaban por sobrevivir. Así, se intensificó el flujo migratorio en busca de tierras fértiles. Al buscar establecerse en un nuevo lugar, se enfrentaron a conflictos para conquistar y ocupar las nuevas tierras. Entre los siglos IX y VIII aC, la tierra era insuficiente para la agricultura, mientras que los aristócratas concentraron la tierra con ellos. Los campesinos, a su vez, trabajaban para los aristócratas en sus tierras y las deudas eran bastante comunes. A veces el campesino terminaba esclavizado. Fue esta relación la que colapsó, provocando que hombres y mujeres partieran en busca de nuevas tierras y mejores condiciones de vida, caracterizando a la primera diáspora griega. Es necesario recordar: la historia de la humanidad, desde la antigüedad, estuvo marcada por la migración, que se presenta hasta nuestros días entre diferentes naciones.
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Referencia:
FUNARI, Pedro Paulo. Grecia y Roma. São Paulo: Contexto, 2002.
