David, que tiene en su nombre el significado de ‘querida’, ‘amada’, en lengua hebrea, es una de las protagonistas más significativas del Libro Sagrado. Nació en la ciudad de Belén, en Judea, el hijo menor de Isaí, entre siete hermanos, miembro de la tribu de Judá.

El futuro rey jugó un papel destacado en la historia de los judíos, llegando a simbolizar la unión entre Dios y su pueblo. Se le representa como un arpista que aparece en la corte del rey Saúl y más tarde, en combate con los adversarios del reino, encabezados por el feroz Goliat, destruye al líder filisteo con el uso de una honda.

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Rey David. Foto: Zvonimir Atlético / Shutterstock.com

En este momento, al instituirse el poder militar de los judíos, David es aclamado por los hebreos, lo que despierta los celos de Saúl, quien planea matar al guerrero, aún después de su unión con la hija del rey, Micol. El niño decide entonces refugiarse en otro lugar, esperando el cumplimiento de los designios divinos. Tras la muerte del soberano en un enfrentamiento, junto a su hijo Jonatán, David regresa y, elegido por los miembros de su tribu, asume el mando de Judá, mientras que Is-boset, descendiente de Saúl, se hace cargo de las demás tribus.

Hubo una disputa entre los dos herederos de la reino de israel, de la que David salió victorioso. Los dos hicieron un trato, en el que el rey exigió la devolución de su esposa, a lo que accedió. Isboset murió poco tiempo después, traicionado por sus propios hombres, pero fue vengado por David.

Esta y otras narraciones están presentes en los libros I y II de Samuel, en el Antiguo Testamento, ubicados alrededor del año 1050 a.C. La historia sigue con la conquista de Jerusalén de manos de los jebuseos, que se convierte en la capital del Reino Unido de Israel y núcleo espiritualidad de este pueblo, guardando en su interior el Arca Sagrada.

David tiene el mérito de convertir la unión de varias tribus en una nación consolidada que gira en torno a la nueva sede. Dice la tradición que fue un monarca amado por el pueblo, y que su nombre es el más citado en las Sagradas Escrituras. Aparentemente su cabello era rojo, tenía una cara hermosa y era muy amable.

Este soberano agrandó las tierras israelíes e hizo prosperar a su nación. Pero su vejez estuvo turbada por constantes insurrecciones encabezadas por sus hijos y por intrigas familiares en su corte. Poseedor de una cultura envidiable, dedicada a la poesía y la música, fue uno de los creadores del Libro de los Salmos.

Su hijo mayor, Absalón, intenta usurpar el trono de su padre, pero se ve obligado a huir y, a pesar de las instrucciones de David, es asesinado por uno de sus generales. Antes de su muerte, entregó el poder a Salomón, su hijo de Betsabé, viuda de Urías, uno de sus subordinados, eliminado por órdenes indirectas del rey, quien así pudo unirse oficialmente con su amada. Desafortunadamente, el futuro soberano provoca el comienzo de la caída de Israel.

De esta línea de descendencia, como predice el Antiguo Testamento y también por los judíos ortodoxos, viene el Mesías, Jesús, a través de José, que viene directamente del antiguo monarca. Actualmente, los arqueólogos revelan que han encontrado indicios de la existencia concreta del rey David.

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