Anticonvulsivos en Medicina Veterinaria – Farmacología

Una convulsión epiléptica (antes llamada convulsión) es la manifestación clínica de descargas neuronales paroxísticas, excesivas e hipersincrónicas de un grupo de neuronas. Su etiología puede estar relacionada con factores extracraneales, intracraneales e idiopáticos.

Entre las causas extracraneales se pueden mencionar: desequilibrio electrolítico, hipoglucemia, encefalopatía hepática, encefalopatía urémica, hipocalcemia, anoxemia, intoxicación por plaguicidas, deficiencia de tiamina, entre otras. Los intracraneales incluyen traumatismos craneoencefálicos, accidentes vasculares, hidrocefalia, lisencefalia, neoplasias y encefalitis. Por otro lado, las crisis sin causas subyacentes se clasifican como idiopáticas y los perros son los más afectados.

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Es importante establecer el origen de la crisis, para que se pueda implementar el tratamiento más adecuado para el animal; si es secundaria, la causa subyacente también debe tratarse para que el animal no manifieste las descargas neurales en el futuro.

Se sabe que el mecanismo por el cual se genera el ataque epiléptico se debe al desequilibrio entre las sinapsis excitadoras e inhibitorias de determinados grupos de neuronas. El principal neurotransmisor excitador del sistema nervioso central (SNC) es el glutamato, mientras que el inhibidor es el ácido gamma-aminobutírico (GABA). Los fármacos anticonvulsivos actúan para restablecer este equilibrio potenciando la neurotransmisión GABAérgica, antagonizando el neurotransmisor glutamato y también bloqueando los canales iónicos (Na+ y Ca2+).

En medicina veterinaria, el fenobarbital y el bromuro de potasio son los fármacos más utilizados. El primero es un anticonvulsivo, hipnótico y también sedante, que pertenece a la clase química de los barbitúricos. Su efecto se debe a la potenciación de la inhibición sináptica mediada por GABA, es decir, el fenobarbital se une a un sitio regulador alostérico del receptor GABA y aumenta el tiempo de apertura de los canales de cloro; esto promueve un aumento en la entrada de iones Cl, que hiperpolariza la membrana celular de la neurona postsináptica y previene la transmisión de ataques epilépticos.

Otras características que involucran al fármaco en cuestión son su bajo costo, facilidad de administración y su efectividad. Además, es un barbitúrico liposoluble, de acción prolongada, metabolismo hepático y excreción renal. Debe tenerse en cuenta su efecto hepatotóxico a largo plazo y su capacidad para atravesar la barrera placentaria.

El bromuro de potasio puede usarse como agente único o asociado con fenobarbital para tratar animales que son refractarios a él o con trastornos hepáticos. El mecanismo de acción no está completamente aclarado, pero se supone que el bromuro es identificado como cloruro por el cuerpo y, por lo tanto, pasa a través de los canales de cloro en el cerebro y provoca una hiperpolarización de las neuronas, lo que aumenta el umbral de crisis y Previene la propagación de descargas epilépticas. En los perros, este medicamento es seguro en dosis terapéuticas, pero los gatos pueden desarrollar asma. Otros efectos adversos en animales incluyen sedación, ataxia, polidipsia, polifagia y vómitos. No afecta la función hepática y se excreta por los riñones.

Las benzodiazepinas actúan aumentando los efectos inhibidores del GABA, tanto en el cerebro como en la médula espinal; no deben usarse como medicación de mantenimiento en perros, debido a que el tiempo de acción es muy corto, pero en gatos esto no ocurre y se puede usar, pero con precaución por hepatotoxicidad. Este fármaco es más adecuado para el tratamiento de convulsiones agudas y de emergencia y su uso prolongado puede conducir a la tolerancia.

Otros medicamentos anticonvulsivos incluyen gabapentina, primidona, fenitoína, levetiracetam, zonisamida, topiramato, felbamato, sin embargo son menos recetados porque el tiempo de acción en el organismo no es tan efectivo o por su valor, ya que el tratamiento crónico puede resultar costoso para el responsable. para el animal.

Para lograr un nivel satisfactorio de control de las crisis epilépticas, pueden ser necesarios cambios en los protocolos terapéuticos, como el ajuste de dosis, el uso de combinaciones de fármacos e incluso terapias complementarias como la acupuntura. Lo importante es la aclaración de los costos que deben asumir los tutores y los beneficios que se brindan a los animales.

Referencias:

Torres, BBJ y col. Eplepsy canina. Cuadernos técnicos de veterinaria y ciencia animal – Neurología en perros y gatos. Editorial EFF MVZ. no 69, p73-85. 2013.

Martínez, AR & Baena, ELB Epilepsia en perros: revisión temática. Revista Ciencia Tecnología Sociedad y Ambiente. Instituto Universitario de La Paz 6 (1); 5-18; 2016.

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