Trompetista, cantante y director de orquesta estadounidense (Yale, Oklahoma, 1929-Amsterdam 1988).
Revelado en 1952 en el cuarteto del barítono-saxofonista Gerry Mulligan para su solo en Mi gracioso San Valentín, practicó un jazz llamado “cool” que lo ubica en el linaje de un Bix Beiderbecke. Seguirá siendo el trompetista más lírico de la historia del jazz y un cantante delicado con una voz evanescente en las baladas.
Estilista de primer orden, rechazando los efectos pirotécnicos que gustan a la mayoría de sus colegas, Chet Baker es sin duda el trompetista más lírico de la historia del jazz, uno de sus músicos más conmovedores por delicadeza. De su ejecución legato de una finura extrema, que sitúa él en la línea de Bix Beiderbecke. Su vida y su carrera fueron atravesadas por tormentas y zonas grises; el uso de drogas y las estancias en prisión marcaron físicamente a este hombre con la aparición de James Dean, quien al final de su accidentada vida se había convertido en esa figura fantasmal de rostro devastado, ante los ojos de una tristeza infinita.
Saltó a la fama con el cuarteto sin piano de Gerry Mulligan por su solo en Mi gracioso San Valentín, grabado el 2 de septiembre de 1952. Entonces notamos el «sonido Baker», que Gilles Gautherin describe en Jazz caliente de mayo de 1976: “Ante todo una linealidad discursiva casi aérea, que algunas medidas más autoritarias vienen a cuestionar aquí y allá o, por el contrario, como susurrado, un soplo que se ahoga en el momento mismo de su emisión. »Es con su propio cuarteto que desarrollará esta otra cara de su talento que es el canto; con su voz suave, etérea, evanescente, transforma las baladas que susurra con gran mesura en tantas confidencias, al borde de la ruptura. En 1955 graba en París una serie de obras maestras puras en compañía del pianista Dick Twardzik y músicos franceses (entre ellos Jean-Louis Chautemps, René Urtreger, Jean-Louis Viale…).
Será entonces un largo vagabundeo entre California y Europa, donde se asentará de 1959 a 1964, luego el regreso a Estados Unidos en 1968, año durante el cual, agredido, tendrá la mandíbula fracturada y perderá muchos dientes. Caído en el olvido (incluso lo dan por muerto), volverá a aprender a tocar la trompeta y hará su reaparición gracias al apoyo de Dizzy Gillespie.
Hasta su trágica muerte, se le encontrará en compañía de diferentes músicos, la mayoría de las veces en pequeños grupos (trío, cuarteto, con Philip Catherine, Doug Raney, Michel Graillier, Niels Henning, Ørsted Pedersen …), más sereno que desollado. vivaz, imbuida de una seriedad, una serenidad que no borró del todo la desesperación, quebrando de emoción al público.