Fragmentación del hábitat – Ecología

Una de las consecuencias de la destrucción del hábitat, a través del desarrollo de las actividades humanas, es su fragmentación, es decir, un hábitat en su tamaño original se divide en tamaños más pequeños, generalmente con pérdida de áreas y aislamiento de estos fragmentos, transformando el paisaje. Y esta fragmentación puede producirse incluso cuando el paisaje no se ve tan alterado, por ejemplo, con la instalación de vallas, muros, paso de tuberías, caminos y carreteras, etc.

Causas

LA fragmentación del hábitat puede ocurrir por medios naturales, con algún tipo de desastre, o puede ser causado por actividades humanas que degradan el medio ambiente, como agricultura, ganadería, tala, incendios, construcción de caminos, construcción civil, urbanización, etc.

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Foto satelital en la región de la selva amazónica en Pará. Observe los recortes en el bosque a través de la apertura de caminos y la tala de árboles. Foto: Google Maps.

Consecuencias

La fragmentación de un paisaje cambia las condiciones de viento, humedad, insolación, es decir, se altera el microclima, dando lugar a lo que llamamos efecto de borde, que trae cambios ecológicos. Además, se cambia la distancia del centro del fragmento, acercándolo a los bordes, respecto a cuando era una pieza continua y de gran tamaño. Las especies climáticas viven en condiciones ambientales y climáticas diferentes a las plantas de borde, no toleran mucho el sol y el viento y acaban muriendo. El efecto es un aumento de plantas pioneras. Este cambio en la complejidad del paisaje conduce a un empobrecimiento de la calidad de los hábitats y cuanto más pequeño sea un fragmento, más efecto de borde presentará.

Existen estudios sobre la extensión y patrón de fragmentación que indicarán la configuración, forma y distribución de los fragmentos, lo que puede dar el diagnóstico de los efectos de fragmentación y el efecto de borde. Dependiendo de la forma y la distancia entre los fragmentos, los efectos sobre la composición de especies pueden ser menores.

Además de provocar el efecto de borde que altera la estructura y composición de las especies de flora que se asentarán alrededor del fragmento, la división del área influye en la fauna que lo puebla, para especies que se adaptan bien a este tipo de ambiente. Generalmente, la fauna del interior de los bosques es especialista y se ha adaptado a vivir bien camuflada, en ese tipo de ambiente y temperatura. Los cambios ambientales afectan las tasas de reproducción y supervivencia de las especies, lo que puede conducir a la disminución de la población.

Muchas especies de aves, insectos e incluso mamíferos no cruzan caminos dentro del bosque hacia el otro lado. Esta es una amenaza ya que dificulta la dispersión de la población. Como todo en la naturaleza está interconectado y mantiene el equilibrio, los fragmentos dificultan el movimiento de la fauna y, en consecuencia, la dispersión de semillas y la polinización. Este aislamiento de especies puede conducir a una disminución de su variabilidad genética e incluso a la extinción de algunas, al no poder dispersarse para recolonizar nuevos fragmentos.

Todas estas consecuencias conducen a la pérdida de biodiversidad y servicios ecosistémicos. Las interacciones ecológicas pueden descompensarse, por ejemplo, con la pérdida de grandes depredadores, hay un aumento de mesodepredadores y consecuentemente una disminución de sus presas, amenazando a las especies con la extinción.

El tipo de matriz (paisaje alterado que permea los fragmentos) también influye en los efectos de la fragmentación. Las áreas reforestadas, por ejemplo, permiten mayor biodiversidad en los bordes, que extensas áreas de pastos entre los remanentes de vegetación natural.

suavizando los efectos

La medida más eficaz para combatir la fragmentación del hábitat es la protección de los remanentes y la replantación de especies autóctonas. A largo plazo, estas acciones contribuyen a la biodiversidad, ya que la naturaleza es muy resistente. La creación de unidades de conservación es un paso importante para mantener estos ecosistemas.

La gestión y manejo de las áreas fragmentadas es fundamental para contribuir a la biodiversidad. En las áreas protegidas se pueden crear zonas de amortiguamiento que suavizan los impactos antrópicos y el efecto de borde entre la matriz y el fragmento. También existe una herramienta, denominada corredor ecológico, que une los remanentes, permitiendo la migración de especies, contribuyendo al flujo de genes, aumentando la viabilidad de las poblaciones y la recolonización de nuevas áreas.

Referencias:

Laurance, W. & Vasconcelos, H. 2009. Consecuencias ecológicas de la fragmentación forestal en la Amazonía. Brasiliensis Ecología 13.

PRIMACK, Ricardo; RODRIGUES, Ephraim. Biología de la Conservación. Londrina: E. Rodrigues, 2001.

PIRES, AS, FERNANDEZ, FAS & BARROS, CS 2006. Viviendo en un mundo en pedazos: Efectos de la fragmentación del bosque en las comunidades y poblaciones animales. en. Biología de la conservación: esencias (CFD Rocha, HG Bergallo, M.Van-Sluys & MAS Alves, eds) RiMa Editora, São Carlos, p.231-260.

https://pt.wikipedia.org/wiki/Fragmenta%C3%A7%C3%A3o_de_habitat

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