François Schuiten –

Dibujante y guionista belga (Bruselas 1956).

En los orígenes

Hijo de arquitectos –su padre Robert (1912-1997) gozó de cierta notoriedad en Bélgica– François Schuiten creció en un mundo dedicado al arte: la arquitectura, por supuesto, pero también la pintura (que apasionaba a su padre) y el cómic ( que su hermano mayor compartió con él a través de revistas Piloto, Spirou, Tintín). Apasionado del dibujo y del bibliófilo, conoció a Benoît Peeters en los bancos de la escuela, en 1968, y produjo con él su primer periódico, Ir. Siempre precoz, publicó sus primeros tableros en la revista Piloto en 1973: Mutaciones.

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A partir de 1975, inició estudios gráficos en el Institut Saint-Luc de Bruselas, junto a Benoît Sokal, Chantal de Spiegeleer… Bajo la guía de Claude Renard, conoció muchas técnicas (dibujo, serigrafía, escultura) que alimentan sus deseos de eclecticismo. Mientras participaba en los tres volúmenes de las colecciones de relatos de los estudiantes del Instituto (el noveno sueño), inició en 1978 el primer volumen del ciclo de Tierras huecas, Conchas (prepublicado en las páginas de Metal gritando), con su hermano Luc.

Atraído por la creación con varias manos, incapaz de plasmar en imágenes historias que le serían ajenas, creó con Claude Renard el ciclo de Metamorfosis (En medio de Cymbiola, 1980; el carril, 1982), todavía con las Humanoïdes Associés.

Las ciudades oscuras

Fue con Benoît Peeters con quien se embarcó en la mayor de las aventuras: la de Ciudades oscuras, inaugurado en 1982 en las páginas de la revista (A seguir) con los muros de Samaris. Describir un mundo paralelo extrañamente parecido a nuestro xixmi siglo (¡conocemos a muchos personajes de Julio Verne!), este universo permite a los dos autores disfrutar sin restricciones de su amor por la arquitectura, las técnicas y tecnologías extrañas y las aventuras inusuales.

Buscando explorar todas las vías narrativas, François Schuiten y Benoît Peeters declinan sus Ciudades en todas sus formas: tira cómica (Fiebre de Urbicande, 1984; la Torre, 1987; Brüsel, 1992; la teoría del grano de arena, 2007), sino también texto ilustrado (el archivero, 1987), extractos de periódicos (Eco de las ciudades, 1993), libro infantil (María la Inclinada, 1995) o guía de viaje (la guía de ciudades, 1996).

Siempre buscando nuevas experiencias, los dos amigos también participan en el co-guión (¡Plagio!, dibujos de Alain Goffin, 1989; Dolores, dibujos de Anne Baltus, 1991) o restauración arquitectónica, a través de la Casa Autrique, primer edificio Art Nouveau de Victor Horta en Bruselas (1997).

Imágenes polimórficas

Coautor con Benoît Peeters de La aventura de las imágenes, del cómic al multimedia (1997), François Schuiten también se sintió atraído desde muy temprano por las imágenes en movimiento. Así, realizó vestuario y decorados para el cine (Gwendoline, por Just Jaeckin, 1984; Toto el héroe, de Jaco Van Dormael, 1991; Taxandria, por Raoul Servais, 1994; En la encrucijada de los mundos: la brújula dorada, Chris Weitz, 2007), guiones a cuatro manos (Archivo B, de Wilbur Leguebe, 1995; el último plan, de Benoît Peeters, 2000) y una obra completa (El Asunto Desombres, 2001), una vez más con su cómplice de toda la vida, un documental que marca su reencuentro con un personaje “entre dos mundos” ya conocido durante una de sus colaboraciones.

Seducido por imágenes generadas por computadora, también imaginó y animó con Benoît Peeters y Maurice Benayoun los Quarxs, en 1993, «antropo-zoológico-fito-morfos» rarezas invisibles a simple vista y en el origen de la mayoría de nuestras preocupaciones domésticas.

Especies de espacios

Siempre en busca de más espacio (s), François Schuiten multiplica los experimentos: diseña el revestimiento de dos estaciones de metro (Porte de Hal en Bruselas, Arts et Métiers en París), realiza varias escenografías fijas (el museo de las sombras para Angoulême en 1990; el pabellón de luxemburgo para la Exposición Universal de Sevilla en 1992; el pabellón de las utopías para la Exposición Universal de Hannover en 2000) y escenografías vivas y vestuario para óperas (La Cenerentola, 2000), musicales (El Asunto Desombres, id.), espectáculos de danza (Seis locos en busca de altura, por Farik Berki, 2003).

Si fue capaz de encontrar muy rápidamente un género gráfico caracterizado por una línea cuidada y abundantes detalles, François Schuiten nunca se ha encerrado en un nicho: jugar con todas las técnicas (bolígrafo, pasteles …) y todos los medios (álbumes en todos los formatos , ilustraciones, carteles), siempre le ha atraído la mezcla de géneros, en busca del trabajo total cosido con imágenes, movimientos, música, donde la modernidad del mestizaje se codea con las fantasías plásticas de ‘un xixmi siglo que sigue revisando, y al que rindió homenaje en 1995 ilustrando el inédito París a xxmi siglo del esencial Julio Verne. Fue coronado en 2002 por el Gran Premio de la ciudad de Angulema.

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