Innovación

ECONOMÍA

La innovación consiste en aplicar un descubrimiento al ámbito de la producción, ya sea agrícola, industrial o de servicios. Así, la invención de la lámpara incandescente por el estadounidense Thomas Edison, en 1878, dio lugar a la producción industrial de la bombilla eléctrica por parte del empresario holandés Anton Philips. Podemos distinguir entre innovaciones de productos e innovaciones de procesos, que se relacionan con factores de producción, como la mejora de los bienes de capital y la organización del trabajo humano.

Las innovaciones de productos son de tres tipos. Un primer tipo consiste en fabricar un producto completamente nuevo: por ejemplo, la televisión cuando se lanza al mercado después de la Segunda Guerra Mundial. Otro tipo de innovación proviene de la novedad del producto frente a un uso ya existente: es el caso del disco compacto que sustituye al disco de vinilo. Por último, existen las denominadas innovaciones “incrementales”, que se caracterizan por la mejora de un producto ya existente, como es el caso de la televisión en color que sustituye a la televisión en blanco y negro.

Las innovaciones de procesos se refieren a la producción de bienes y servicios. La cosechadora ha suplantado la guadaña del campesino de antaño, al igual que las computadoras y la robótica han revolucionado los métodos de producción industrial. Junto a la mejora de los medios de producción, la adopción de nuevas formas de organización del trabajo en la empresa también es una cuestión de innovación, como el taylorismo (división del trabajo) o el fordismo (sistema transportador o cadena de montaje).

La innovación es una noción clave en el pensamiento económico. El austriaco Joseph Alois Schumpeter (1883-1950), en Teoría de la evolución económica (1912), lo define como el hecho de implementar una nueva función de producción. La innovación es el producto del proceso empresarial y, más particularmente, del empresario dinámico, el que, para usar la expresión de Schumpeter, «nada contra corriente» y trastorna la rutina de la producción. No innovar puede llevar a la quiebra al negocio. Por el contrario, la innovación exitosa genera ganancias. La innovación, asimilada a un proceso de «destrucción creativa», introduce una ruptura en el equilibrio económico y está en el origen de fluctuaciones en el proceso de crecimiento.