justicia –

FILOSOFÍA

simbolos de justicia

Una balanza: tal es el símbolo de la justicia; el fundamento de la idea de justicia es el equilibrio de las partes involucradas. No faltan las ilustraciones míticas o simbólicas de la justicia. La mitología griega personifica la justicia a través de dos personajes: Themis y su hija Dike (también hija de Zeus) son respectivamente diosas de la Justicia y la Ley. La figura de Orfeo también está relacionada con la justicia: gracias a su lira, Orfeo puede descender a los infiernos; él conoce la regla de la armonía en absoluto. En la mitología egipcia, Ma’at es el representante del orden, el equilibrio en el mundo, la paz y la justicia. Se opone a isfet, caos, injusticia.

La Biblia hace del rey Salomón la encarnación del hombre justo: teniendo que juzgar a dos mujeres que se pelean por un niño, ordena que el niño sea partido en dos; reconocerá a la verdadera madre en aquella que prefiere renunciar al hijo antes que hacerlo morir. La iconografía posterior establece con frecuencia un paralelo entre Salomón y San Luis a juzgar bajo su roble.

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La justicia se asocia así a dos niveles de realidad: el orden cósmico por un lado, el ejercicio del poder por el otro.

Justicia y orden de las cosas

La distinción griega entre Themis y Dike es emblemática de esta división. La justicia se tiene ante todo como condición de lo que es: la justicia por excelencia es ontológica, está representada por lo que es la madre, Temis. Así Platón, en La republica, aborda la justicia, no desde la convención o desde cualquier institución política, sino desde las condiciones de existencia de lo que es. Destaca la imposibilidad de que los seres compuestos, el alma, el cuerpo, el cosmos o la ciudad, existan sin un orden de partes. En efecto, desde el momento en que varios deben hacer uno, debe haber un orden: sin esta relación regulada, no hay un todo sino simplemente una suma, indiferente a la situación relativa de los elementos. Así, la justicia es la regla de orden gracias a la cual es posible un acuerdo entre las diversas partes: en esto, es armónica, está relacionada esencialmente con la música. Sin ella, el organismo se disuelve en órganos independientes entre sí y la ciudad se desmorona.

La justicia no es, pues, una idea, sino un principio objetivo gracias al cual lo que es puede mantenerse en el ser. La justicia, en el sentido institucional y moral, está al servicio de la justicia objetiva.

justicia humana

Si la justicia es la condición de la unidad, y por lo tanto la condición de lo que, para ser, debe estar unido, no puede impedir que el tumulto de la realidad ponga muchas veces en peligro este orden. Ya sea la erosión natural o la inercia del tiempo en el plano natural, la mala voluntad, la violencia o la codicia en el plano humano, siempre hay razones para luchar contra la desintegración que amenaza. La justicia humana remedia las amenazas contra el orden social: para ello se refiere a leyes positivas que aclaran, para un tiempo dado, las condiciones de armonía. Esta forma de justicia es “hija” de la anterior: esta justicia correctiva, voluntarista, pretende hacer realidad una existencia concreta del orden justo. Política y moralmente, la justicia es más una función de Dike que de Themis.

Justicia y modernidad

El pensamiento moderno, profundamente marcado por la Ilustración, tiende a cuestionar esta lógica. Para evitar dar a la justicia un fundamento en un «orden de cosas» considerado demasiado metafísico, para devolverle al sujeto autónomo toda su realidad, la justicia se funda, no en el orden de las cosas, sino en la razón y la voluntad. La base de la justicia es el contrato: cada uno debe respetar lo que ha pactado. La justicia republicana se basa pues en la igualdad de todos ante la ley. Lejos de referirnos a una justicia en sí misma, difícil de conocer y sujeta a cautela, nos pronunciamos sobre la igualdad y libertad del ciudadano.

Los abusos de posición, las negaciones de la igualdad en todas sus formas son denunciados como injustos y castigados como tales. El principio de separación de poderes -ejecutivo, legislativo y judicial- fundado en los análisis de Montesquieu, confiere a la justicia como institución la independencia que necesita para ser imparcial. La abolición de la pena de muerte, efectiva en todos los países de la Unión Europea, indica inequívocamente que la espada de la justicia está limitada por el reconocimiento de la autonomía del sujeto.

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