La elección entre amamantar al bebé o el biberón es muy importante y personal. La lactancia materna es siempre la más recomendada, sin embargo, la elección involucra varios aspectos que deben ser considerados, pues en algunos casos existe dolor e incomodidad para la madre, complicaciones y cuidados médicos o incluso la falta de capacidad en la producción de leche.

O amamantamiento tiene varias características muy importantes tanto para el bebé como para la propia madre. La leche materna tiene anticuerpos que brindan al niño inmunidad contra las enfermedades hasta que se desarrolla su sistema inmunológico (alrededor de los seis meses de vida). La leche materna tiene todos los nutrientes, vitaminas, minerales y agua necesarios para que el bebé crezca sano.
El primer contacto entre madre e hijo a la hora de amamantar es de gran importancia porque crea un vínculo de amor y afecto entre madre e hijo, generando seguridad y tranquilidad para ellos.

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En los primeros tres días posteriores al parto, la leche secretada se denomina calostro, que es esencial para el recién nacido, ya que tiene características fundamentales para la protección del bebé. La leche madura alrededor del día 15 después del parto.

Se ha comprobado que la lactancia materna exclusiva hasta los seis meses puede prevenir el desarrollo de algunas enfermedades y complicaciones al bebé, tales como: alergias, diarreas, vómitos, cólicos, entre otros, dejando al bebé con la más alta inmunidad. Además, la madre también se ve favorecida cuando utiliza la lactancia materna porque se siente más segura y menos ansiosa, además de ayudar a quemar calorías y ayudar a recuperar el peso que tenía antes del embarazo.

A partir del sexto mes, es necesario iniciar un complemento alimenticio en forma de jugos, frutas, sopas y papillas según la edad del bebé y su aceptabilidad, espaciando así el intervalo entre tomas. A partir de esa etapa, el niño comienza a digerir otros alimentos sin dañar su sistema digestivo.

La madre no debe preocuparse si el bebé no acepta alguno de los alimentos nuevos en los primeros intentos. Es normal que el niño rechace un nuevo alimento porque está acostumbrado a ordeñar. Se producirán situaciones de rechazo, principalmente con alimentos salados, pero con la insistencia el niño se acostumbrará a los nuevos sabores y se familiarizará con los nuevos alimentos.

Asegúrate de amamantar a tu bebé, el sentimiento y vínculo que se transmite durante la lactancia no tiene explicación, es simplemente encantador.

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