Psicología Humanista – Humanismo –

LA Psicología humanista Surgió en los 50 y cobró fuerza en los 60 y 70, como reacción a las ideas de análisis solo de la conducta, defendidas por el conductismo y el enfoque en el inconsciente y su determinismo, defendido por el psicoanálisis.

La gran diferencia con el conductismo es que el humanismo no acepta la idea del ser humano como una máquina o un animal, sujeto a procesos de condicionamiento. En relación con el psicoanálisis, la reacción fue al énfasis que se le dio al inconsciente, a las cuestiones biológicas y eventos pasados, a las neurosis, psicosis y a la división de su ser humano en compartimentos.

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Con una fuerte influencia existencial y fenomenológica, la Psicología Humanista busca conocer al ser humano, tratando de humanizar su aparato psíquico, contradiciendo así la visión del hombre como un ser condicionado por el mundo externo. En el existencialismo, el ser humano es visto como el punto de partida de los procesos de reflexión y en la fenomenología, este ser humano es consciente del mundo que lo rodea, de los fenómenos y de su experiencia consciente.

El mayor aporte de esta nueva línea psicológica es el de la experiencia consciente, la creencia en la integralidad entre la naturaleza y el comportamiento humano, en el libre albedrío, la espontaneidad y el poder creativo del individuo.

La realidad, para la Psicología Humanista, debe estar expuesta a la temporalidad, debe ser fluida y no estática, permitiendo al individuo la perspectiva de su totalidad, desmitificando la idea de una realidad pura, confrontándolo con otras realidades. La integración entre el individuo y el mundo le permite sentir la realidad presente, liberándose de las exigencias del pasado y del futuro.

Uno de los principales teóricos de la psicología humanista fue Abraham Maslow (1908-1970), estadounidense, considerado el padre espiritual del movimiento humanista, creía en la tendencia individual de la persona a realizarse a sí misma, siendo este el nivel más alto de la existencia humana. Maslow creó una escala de necesidades para satisfacer y, con cada logro, se presentó una nueva necesidad. Esto haría que el individuo busque la autorrealización, a través de sucesivas necesidades satisfechas, como se muestra en el siguiente gráfico:

Otro gran teórico de la psicología humanista fue Carl Rogers (1902-1987), estadounidense, quien basó su trabajo en el individuo. Su visión humanista surgió al tratar a personas con trastornos emocionales. Trabajó con un concepto similar al de Maslow, al que llamó tendencia de actualización, que es la tendencia innata de cada persona a actualizar sus habilidades y potenciales.

También defendió la idea del autoconcepto como un patrón organizado que es consciente de las características de cada persona desde la infancia que, a medida que surgen nuevas experiencias, estos conceptos pueden ser reemplazados o reforzados. Para él, la capacidad del individuo para modificar consciente y racionalmente sus pensamientos y comportamientos proporciona la base para la formación de su personalidad.

Para Rogers, los individuos psicológicamente bien adaptados tienen autoconceptos realistas y la angustia psicológica proviene de la falta de armonía entre el autoconcepto real (lo que uno realmente es) y el ideal de sí mismo (lo que uno quiere ser). Creía que la asignatura debía proporcionar la dirección y el contenido del tratamiento psicológico, ya que tenía suficientes recursos de autocomprensión para cambiar sus conceptos. De esta idea surgió la terapia centrada en la persona más que en la teoría.

La crítica a este enfoque centrado en la persona radica en el hecho de que los individuos con trastornos más graves no tendrían suficiente apoyo emocional para el autoconocimiento y la modificación de conceptos. Sin embargo, incluso con esta deficiencia, el enfoque centrado en la persona tiene muchos adeptos, para valorar a las personas, adaptar las teorías a ellas y no a la teoría.

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