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Acumulación anormal de líquido, delimitada por una membrana y ubicada dentro de un ovario.
El tamaño de un quiste ovárico es muy variable (desde unos pocos milímetros hasta varios centímetros de diámetro). Se dice que un ovario con varios quistes es poliquístico.
Diferentes tipos de quiste ovárico
Quistes funcionales representan el 90% de los casos. Son el resultado de una hiperfunción de las hormonas que regulan el ovario. Podemos distinguir el quiste folicular, resultado del desarrollo anormal de un folículo que, en lugar de estallar en el 14mi día del ciclo, sigue creciendo, y el quiste lúteo, debido a la distensión del cuerpo lúteo (tejido formado por la transformación del folículo después de la ovulación). Estos quistes pueden cambiar de tamaño, desaparecer con períodos y reaparecer en el siguiente ciclo.
Quistes orgánicos, de causa desconocida, son permanentes; su morfología permanece igual en cualquier momento del ciclo. Existen diferentes tipos: el quiste dermoide, formado por una arquitectura celular idéntica a la de la piel, el quiste mucoide, debido a una secreción local de mucina (sustancia de consistencia pastosa compuesta por azúcares complejos), y el quiste seroso (más líquido contenido).
Signos y síntomas
En muchos casos, un quiste ovárico no muestra ningún signo y se descubre durante un examen pélvico (examen vaginal combinado con palpación del abdomen) que revela una masa indolora y móvil, útero separado por un surco. En otros casos, el quiste provoca una sensación de pesadez abdominal, dolor durante las relaciones sexuales, amenorrea (interrupción de la menstruación) o sangrado, o dificultad para orinar. Algunos quistes secretan hormonas feminizantes (estrógenos) o masculinizantes (andrógenos). Los primeros son asintomáticos, los segundos provocan ronquera y abundante vellosidad.
Un quiste ovárico puede torcerse, infectarse o romperse, provocando un dolor intenso junto con náuseas y vómitos. A estos síntomas se suma fiebre en caso de infección.
Diagnostico y tratamiento
El diagnóstico se confirma mediante una ecografía pélvica, que permite especificar el tamaño del quiste y su apariencia. Una radiografía de la pelvis pequeña puede ayudar a determinar el tipo.
El tratamiento de los quistes funcionales implica medicación que bloquea la ovulación; el quiste normalmente desaparece en unos pocos ciclos. Los quistes orgánicos se tratan mediante ablación, generalmente realizada por laparoscopia. En general, el ovario se conserva y la fertilidad se conserva.
En caso de torsión del quiste, la operación, que consiste en desenroscar y luego retirar el quiste, debe realizarse con urgencia; cualquier retraso podría conducir a la necrosis de la trompa y el ovario y llevar a la extirpación quirúrgica de los dos órganos. Sin embargo, esta operación no conduce a la esterilidad ya que la trompa contralateral y el ovario siguen siendo funcionales.