Edvard Munch – biografía del pintor noruego

El expresionismo de finales del siglo XIX y principios del XX tuvo grandes nombres destacados por sus obras de enormes extremos emocionales. De esta época datan artistas como Van Gogh, Ensor, Egon Schiele, entre otros, además de los no menos conocidos Edvard Munch.

La vida de Edvard Munch, desde la infancia, fue tan agitada y llena de conflictos familiares que se convirtió en un tema recurrente en su obra. El artista nació en Loten, Noruega el 12 de diciembre de 1863. Hijo de médico y fanático religioso, a la edad de cinco años vio morir a su madre de tuberculosis y años después, también fue testigo de la muerte de su hermana mayor. Otra hermana fue hospitalizada por problemas mentales, probablemente esquizofrenia. Su padre también murió temprano. Fue una tía quien lo animó a pintar como medio de conjurar la tristeza, y a partir de ahí el artista inició su carrera como pintor. Así, su obra estuvo íntimamente ligada a las circunstancias de su vida.

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Comenzó a estudiar arte en Oslo, la capital de Noruega y en 1885, Munch viajó a París para estudiar durante tres meses y allí entró en contacto con varios movimientos artísticos y quedó particularmente encantado con la obra de Van Gogh y Gauguin. A partir de entonces, su obra adquirió las características por las que lo conocemos, pues pasó a reflejar la angustia del ser humano. De 1892 a 1908 vivió en Berlín, Alemania.

Las obras de la primera etapa del artista están llenas de temas como la muerte, la neurosis, la soledad, el miedo o la sexualidad. Una de sus obras más significativas es “El grito”, pintada en 1893, un lienzo lleno de movimiento donde todas las líneas parecen conducir la mirada del espectador al centro de la obra que representa una figura andrógina en un momento de angustia y desesperación. La agitación de la pincelada y la figura caricaturizada del centro ejemplifican claramente esta fase del expresionismo.

El grito, pintura de Edvard Munch (1893).

En 1908, fue ingresado en una clínica psiquiátrica debido a un brote casi fatal, agravado por el alcoholismo. Tras ser dada de alta, sus obras sufrieron una transformación y dejaron de retratar la desesperación, la angustia, la muerte, el pánico y otros desórdenes que aquejan al ser humano. Edvard Munch pasó a pintar paisajes bucólicos. Sin embargo, Munch no dejó de ser un artista de notable fuerza expresiva. Una vez declaró que no podía librarse de sus enfermedades porque muchas cosas en sus obras solo existían a causa de ellas.

A finales de los años 30, fue considerado por los nazis como un “artista degenerado”, sus obras eran consideradas imperfectas desde el punto de vista estético. Todas sus obras fueron extraídas de museos alemanes. Fue una fuerte decepción y una gran tristeza para el artista.

En sus últimos años, pintó varios autorretratos que mostraban los efectos del envejecimiento en sí mismo. Edvard Munch murió en enero de 1944, antes del final de la Segunda Guerra Mundial.

Referencias:

GOMBRICH, EH La historia del arte. Río de Janeiro: LTC, 2013.

GERLINGS, Carlota. 100 grandes artistas. Un viaje visual desde Fra Angelico hasta Andy Warhol. Belo Horizonte, Ed. Cedic.

RUHRBERG; SCHNECKENBURGER; FRICKE; HONEF. Arte del siglo XX: pintura, escultura, nuevos medios, fotografía. Volumen I.
Lisboa, Taschen, 2005, 2 vols.

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