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Trastorno mental que no afecta las funciones esenciales de la personalidad y del que el sujeto es dolorosamente consciente.
El término neurosis fue acuñado en xviiimi siglo por el médico escocés William Cullen. Este término tiende ahora a ser reemplazado por el de «trastorno neurótico».
El estudio de este tipo de trastornos ha jugado un papel determinante en la evolución de la psiquiatría y en el surgimiento del psicoanálisis.
Diferentes tipos de neurosis.
Neurosis de transferencia están vinculados a un antiguo conflicto: su mecanismo sería un compromiso defensivo entre el deseo infantil y su prohibición. Producen trastornos mentales (los de neurosis obsesiva, por ejemplo) o manifestaciones clínicas (los de histeria o fobia, por ejemplo).
Neurosis actuales están vinculados al sufrimiento narcisista: neurosis de ansiedad, hipocondría (preocupación excesiva por el estado de salud) o neurosis reactiva (al trauma, envejecimiento, etc.).
Actualmente existe una tendencia a asociar bajo el término de “trastornos neuróticos”, además de las neurosis en sentido estricto, los trastornos relacionados con el estrés y los trastornos somatomorfos (que asocian patología psíquica y síntomas físicos, reales o temidos). Por tanto, están adscritos a los trastornos neuróticos, en particular, los trastornos de ansiedad y fóbicos, los trastornos obsesivo-compulsivos (TOC), también llamados neurosis obsesivas, o los resultantes de un estrés significativo o dificultad de adaptación. Estas diferentes afecciones tienen en común un importante sufrimiento psicológico, un mantenimiento de la personalidad y las relaciones con el exterior (que las distingue de los trastornos psicóticos), y una tendencia, por parte del sujeto, a atribuir su trastorno a la realidad cotidiana. y por lo tanto ser refractario al tratamiento, en particular a la psicoterapia.
Signos y síntomas
Una neurosis suele resultar en un sentimiento de angustia, un cambio de juicio por la pasión y la imaginación (un fenómeno de compensación), perturbaciones en la vida sexual (ausencia de deseos, frigidez, impotencia) y en la vida social (falta de asertividad, agresividad). Sin embargo, a diferencia del psicótico, el neurótico no pierde el contacto con la realidad y permanece relativamente adaptado, aunque con dificultad, a su entorno y a la vida social.
Procesando
Los ansiolíticos pueden brindar alivio en tiempos difíciles, pero de ninguna manera son un tratamiento a largo plazo y no deben tomarse por mucho tiempo. Solo el descubrimiento de uno mismo, con la ayuda de un terapeuta (psicoterapia, psicoanálisis, terapia conductual, etc.), generalmente permite la toma de conciencia y, por tanto, la mejora del trastorno.