Psicofarmacología – Psicología y farmacología

LA psicofarmacología es la rama de la farmacia que se ocupa de sustancias conocidas como psicotrópicos. Los psicofármacos o fármacos psicotrópicos actúan de forma selectiva sobre el sistema nervioso central (SNC), siendo también conocidos como agentes psicoactivos o psicoterapéuticos. Así, en esta clase se incluyen los fármacos que deprimen o estimulan selectivamente las acciones del SNC, que por tales propiedades han reducido considerablemente el número de ingresos en hospitales psiquiátricos.

Si bien se observaron varios avances en la categoría de psicofármacos, hasta el momento no están bien establecidos los mecanismos que conducen a patologías que afectan al SNC y que causan trastornos mentales y emocionales. Por lo tanto, los medicamentos que pertenecen a esta clase tienen como objetivo tratar los síntomas y no curarlos en términos finitos, ya que los mecanismos no están bien esclarecidos. Se cree que uno de los motivos de las perturbaciones y alteraciones se produce por un desequilibrio en la concentración y / o acción de las aminas cerebrales, sustancias que actúan regulando los mecanismos bioquímicos, fisiológicos, psicológicos y clínicos de este sistema.

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En 1976, la Organización Mundial de la Salud (OMS) dividió estos fármacos según dos criterios: según farmacología (clasificación farmacológica) y en relación con la acción terapéutica (clasificación terapéutica). Según la clasificación farmacológica, estos fármacos se dividen en sedantes ansiolíticos, antipsicóticos (neurolépticos), antidepresivos, liberadores indirectos de catecolaminas, psicodislépticos o alucinógenos, metabolitos del SNC y antagonistas de la serotonina. En cuanto a la clasificación terapéutica, disponemos de sedantes ansiolíticos, antipsicóticos (neurolépticos), antidepresivos, psicotogénicos y fármacos para síntomas de enfermedades neurodegenerativas.

Los agentes antipsicóticos, también conocidos como neurolépticos, se utilizan para tratar la esquizofrenia. Aunque no cura, calma y mejora los síntomas de esta patología, que incluyen alucinaciones auditivas y visuales, sin afectar la conciencia ni deprimir los centros vitales. Tampoco provocan dependencia física o psíquica. Estos fármacos se pueden dividir en: derivados de fenotiazina (clorpromazina, flufenazina, etc.), derivados tioxantenicos (clorprotixeno, clorhidrato de tiotixeno), butirofenonas y difenilbutilaminas (haloperidol, droperidol, pimozida, etc.) y diversos agentes psicóticos (loxapina) varios agentes psicóticos (loxapina). sulpirida). El mecanismo de acción de estos fármacos es la depresión selectiva del SNC, actuando de diferentes formas para exhibir este efecto, aunque aún se desconocen los mecanismos exactos, con solo supuestos.

Los agentes ansiolíticos, conocidos popularmente como tranquilizantes, son los que se utilizan para tratar la ansiedad. En cuanto a la clasificación, se pueden dividir en: carbamatos de propanodiol y compuestos relacionados (meprobamato, tibamato, fenaglicoldol), benzodiazepinas (clordiazepóxido, oxazepam, diazepam, lorazepam, etc.) y diversos compuestos (hidroxicina, clormezanona).

El diazepam es el fármaco más recetado para el tratamiento de la ansiedad y la tensión, con mayor eficacia que el clordiazepóxido, siendo el más vendido en el mundo. También se utiliza en el síndrome de abstinencia de alcohol y como complemento de la anestesia. Los efectos adversos de estos medicamentos incluyen somnolencia (más común) y ataxia, mareos, dolor de cabeza, fatiga, debilidad muscular e ictericia (poco común). Con dosis elevadas y a largo plazo, pueden provocar dependencia.

Los agentes antidepresivos, como su nombre indica, se utilizan para tratar la depresión mejorando los síntomas. Las principales clases son: compuestos tricíclicos (imipramina, amitriptilina, nortriptilina, doxepina, etc.), inhibidores de la MAO (fenelzina, isocarboxazida, tranilcipromina, pargilina), sales de litio y estroncio (sales de litio – acetato, carbonato, glutamato – y carbonato de estroncio). y varios agentes antidepresivos (bupropión, femoxetina, fluoxetina, etc.). La hipótesis del mecanismo de acción de estos fármacos es que actúan sobre vías monoaminérgicas, especialmente sobre vías catecolaminérgicas, influyendo en la producción, almacenamiento y / o recaptación de monoaminas.

Finalmente, los agentes alucinógenos, también conocidos como psicomiméticos, psicodislépticos, psicodélicos, entre otros nombres, tienen poca aplicación terapéutica, siendo consumidos ilegalmente, ya que producen efectos alucinógenos. Los fármacos de esta clase incluyen LSD (dietilamida de ácido lisérgico), mescalina y psilocibina.

Referencia:

KOROLKOVAS A; BURCKHALTER JH Química farmacéutica. Río de Janeiro: Guanabara Koogan, 1988.

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