Rotación de cultivos – Agricultura

se define como la rotación de cultivos práctica agrícola que consiste en alternar diferentes cultivos de hortalizas en una misma zona siguiendo un plan previamente definido. Esta técnica tiene como objetivo hacer que el sistema sea más productivo y más sostenible ambientalmente, restableciendo el equilibrio biológico. Por otro lado, el monocultivo es perjudicial para el suelo, ya que provoca un empobrecimiento nutricional debido a la producción continua de la misma planta, que siempre absorbe los mismos nutrientes, además de conducir a la aparición incontrolada de enfermedades, plagas y malezas.

Las especies destinadas a la rotación de cultivos deben tener la finalidad de recuperar y preservar la calidad del suelo, pero también se puede tener en cuenta la importancia económica de estas especies. La elección de especies para un sistema de rotación depende de las condiciones climáticas de cada región, condiciones del suelo, tiempo de siembra, propósito de producción, entre otros factores. Un sistema de rotación adoptado en una región puede ser inviable en otras regiones.

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Foto: vesnushka / Shutterstock.com

Para asegurar la eficiencia de un sistema de rotación de cultivos, existen algunos principios básicos, tales como: alternar entre especies de plantas que tienen diferentes requerimientos nutricionales y que no son susceptibles a los mismos tipos de plagas; alternancia entre especies que presentan diferentes sistemas de raíces en cuanto a arquitectura, distribución y profundidad de exploración del suelo; uso de al menos una especie con alta capacidad de producción de residuos vegetales, lo que promueve la protección del suelo.

Un ejemplo de rotación de cultivos es aquel que utiliza especies comerciales en alternancia con especies de cobertura, las cuales están destinadas a cubrir y proteger el suelo, entre otros beneficios. Las leguminosas constituyen uno de los principales grupos de plantas de cobertura vegetal. Destacan por su alta capacidad de fijación de nitrógeno atmosférico, permitiendo que parte de este nitrógeno esté disponible para cultivos posteriores, lo que reduce la necesidad de fertilización nitrogenada. Un ejemplo de este tipo de rotación es la que se realiza entre el maíz (principal cultivo) y legumbres como la soja, el guandú, el cáñamo y la mucuna.

Las hierbas también son adecuadas para su uso como cobertura. Presentan un vigoroso crecimiento vegetativo tanto en la parte aérea como en el sistema radicular, formando canales en el suelo que promueven la ruptura de las capas compactadas, lo que facilita el crecimiento de las raíces del cultivo posterior. Además, los pastos tienen una tasa de descomposición más lenta, lo que les permite cubrir el suelo durante un período de tiempo más largo. La soja (especie principal) se puede utilizar en un sistema de rotación con gramíneas como maíz, avena negra, mijo, brachiaria y sorgo.

Es importante resaltar que intercalar, por ejemplo, la siembra de soja-maíz-soja o soja-trigo-soja no es un sistema de rotación, sino una sucesión de cultivos que, al igual que el monocultivo, también puede llevar al desgaste del suelo, disminuyendo la disponibilidad de nutrientes y favoreciendo el desarrollo de enfermedades, plagas y malezas.

La aplicación de un sistema de rotación de cultivos adecuado tiene varias ventajas, entre ellas: proporciona diversificación en la producción, mejora las características del suelo, ayuda a controlar enfermedades y plagas, hace que el sistema sea más productivo, promueve el ciclo de nutrientes y ayuda a recuperar áreas degradadas.

Referencias:

Fancelli, AL Investigaciones certifican especies para rotación de cultivos. Revista Visão Agrícola, no. 9, pág. 17-20 de 2009.

Arnhold, MF, Ritter, AFS, Balbinot, M. Beneficios del sistema de rotación de cultivos. En: 3er Simposio de Agronomía y Tecnología de Alimentos, p. 1-5, 2016.

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