Uremia – causas, síntomas, tratamientos – enfermedades

LA uremia es una condición en la que los riñones dejan de filtrar urea y otros componentes, lo que resulta en la acumulación de estas sustancias en el torrente sanguíneo y, por lo tanto, intoxica el cuerpo.

La insuficiencia renal significa que los componentes químicos de origen proteico que son liberados por el hígado no son filtrados adecuadamente por los riñones. Los principales componentes acumulados en el organismo son la urea y la creatinina, además del sodio, magnesio y potasio, que agravan la situación. La acumulación de estas sustancias puede provocar náuseas y vómitos, dificultad para respirar, calambres, tos, dolor de cabeza, sueño excesivo, cambios en los latidos del corazón e incluso coma. Estas sustancias se vuelven tóxicas para los tejidos de varios órganos provocando su destrucción por exceso de proteínas.

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El buen funcionamiento de los riñones puede verse comprometido por otras enfermedades como diabetes, alcoholismo y consumo de otras drogas, hipertensión, cálculos renales, infecciones agudas y también lesiones por golpes. La retención de líquidos en el cuerpo causada por otras causas no renales, como las dietas con exceso de proteínas, es otro factor de insuficiencia renal.

El diagnóstico de uremia se realiza mediante un análisis de sangre, donde se evalúa la cantidad de electrolitos y urea, con valores normales que oscilan entre 10 y 40 mg / dl. Cuando la prueba muestra una concentración por encima de lo que se considera normal, se denomina hiperuremia, los valores superiores a 200 mg / dl se consideran muy preocupantes y pueden provocar la muerte. Los niveles por debajo de lo normal se denominan hipouremia.

Se recomienda la hemodiálisis para el tratamiento de pacientes con insuficiencia renal, siendo generalmente necesario un mínimo de 3 sesiones de terapia semanales. Es un tratamiento agresivo, en el que se extrae toda la sangre del paciente para ser filtrada artificialmente por una máquina. Para realizar el procedimiento, se inserta un tubo llamado catéter mediante un pequeño procedimiento quirúrgico en alguna vena, generalmente en el cuello, la ingle o el pecho, lo que permite el paso de una gran cantidad de sangre. Es común necesitar cambiar este tubo durante el procedimiento, si hay molestias en la zona o dificultad en el paso de la sangre.

Todo el proceso dura alrededor de 3 a 5 horas y el paciente puede experimentar una caída de la presión arterial, calambres y dolor de cabeza. Durante el procedimiento, el paciente necesita un seguimiento multiprofesional que incluye un equipo de enfermería para realizar los apósitos y otros cuidados y orientación, y un nefrólogo que verificará la cantidad de urea en la sangre. También es importante contar con un nutricionista, para evitar la ingestión de líquidos y alimentos ricos en sodio, potasio o fósforo, ya que estas sustancias en exceso pueden resultar en la necesidad de más sesiones de hemodiálisis. También es posible someterse a un trasplante de riñón, que actualmente es la única solución al problema además de la hemodiálisis.

La mejor forma de afrontar la enfermedad es la prevención, que consiste en cuidar bien los riñones con una adecuada ingesta de líquidos. Se considera que un adulto debe beber al menos 2 litros de agua al día, que puede consumirse en forma líquida o incrustada en los alimentos. Los hábitos nocivos para la salud, como el tabaquismo y el alcoholismo, también perjudican el buen funcionamiento del órgano. Además, se debe evitar comer altas cantidades de proteínas y sodio, y mantener una dieta equilibrada que prevenga la obesidad, la diabetes y la hipertensión arterial.

Referencias:

https://www.abc.med.br/p/sinais.-sintomas-e-doencas/1323978/uremia+conceito+causas+valores+de+referencia+diagnostico+tratamento+e+prevencao.htm

https://www.scielo.br/scielo.php?pid=S0100-736X2015000600562&script=sci_arttext

Insuficiência renal

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