Violencia en las grandes ciudades –

No es tan sencillo definir la palabra ‘violencia’, según los sociólogos e investigadores sobre este tema. Las connotaciones de este concepto varían según sus fuentes. Por ejemplo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), este término significa imponer un grado intenso de dolor y sufrimiento que no se puede evitar. Para los activistas de derechos humanos, la «violencia» se entiende como una violación de los derechos civiles. Pero los estudiosos creen que su significado es mucho más profundo.

La violencia tiene varias caras. De hecho, la violencia urbana es solo una de ellas, entre guerras, miseria, discriminación y muchas más. El ángulo que aquí se aborda es uno de los más discutidos y controvertidos de nuestro tiempo. Los actos transgresores ocurridos en el núcleo de las grandes ciudades, de carácter estrictamente agresivo, frutos de la vida en sociedad en el ámbito urbano, caracterizan, en parte, este fenómeno social que convencionalmente se denominó violencia urbana.

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Se expresa a través de los cada vez más altos niveles de criminalidad, desde el sometimiento frecuente al dominio de instintos salvajes y bárbaros, desde el crimen organizado, principalmente en torno al narcotráfico, desde los actos despojados de toda civilidad – aquí también entendemos la constitución de pandillas, graffiti, el saqueo de bienes públicos, el caos del tráfico, los parajes abandonados de la ciudad, sin ningún tipo de conservación ni mantenimiento, entre otros.

Lamentablemente, la cultura de masas y un sector mediático irresponsable y sensacionalista alimentan estas explosivas tendencias en las metrópolis, fomentando la violencia a través del cine, la música, las telenovelas, el periodismo policial preocupado solo por una audiencia creciente, entre otros.

La violencia tiene sus raíces en el propio proceso histórico brasileño, desde el inicio de la colonización. Miles de indios fueron exterminados, culturas diezmadas, otros aborígenes esclavizados, junto con negros traídos de África. Este contexto, con el tiempo, se ha agravado aún más. Después de la liberación de los esclavos, la importación de mano de obra de otros países, los inmigrantes, el número de personas excluidas y marginadas en nuestra sociedad ha crecido significativamente.

A medida que las ciudades comenzaron a hincharse de manera caótica, desordenada, sin planificación alguna, absorbiendo también a los trabajadores rurales, principalmente después de la mecanización rural, su población fue dividiendo los territorios, un centro ocupado por la élite, algunos círculos habitados por la clase media y un Periferia creciente que se expande cada vez más por todos los espacios desocupados que quedan en las metrópolis urbanas.

Todo ello, sumado a un sistema económico que excluye a las personas más de lo que incluye, un mecanismo cruel que, por un lado, explota a los trabajadores, los aliena del producto de su trabajo, y por el otro fomenta al máximo el consumo, a través de canales puestos a disposición por los medios de comunicación y la cultura de masas. Así, la mayoría de los jóvenes, entusiasmados por el llamado al consumismo, sin perspectivas materiales y sociales, abandonados por el Poder Público, que no invierte lo suficiente en políticas educativas y culturales, ven abrirse ante sus ojos el universo del crimen organizado, que ellos cree en brindarles todo lo que más desean. Este mundo, en un principio fascinante, ocupa el vacío dejado por el Estado, pero luego traiciona a cada uno de sus seguidores, ofreciéndoles nada más que una vida perdida, sin dignidad, sumida en adicciones y en una violencia sin ataduras, que acaba por cosechar. sus vidas se abastecen.

Así, en sociedades en las que las instituciones resultan débiles y corruptas, en las que se desacredita la autoridad social, los valores morales atraviesan una fase de decadencia e incredulidad, en la que ni siquiera la familia ha cumplido su papel fundamental en la esfera. de la educación y la concesión de límites, vemos la violencia urbana superando incluso las barreras sociales, atrayendo simpatizantes en todas las clases sociales, en cualquier grupo étnico, independientemente del sexo, la edad o la religión.

La vida misma perdió su sentido, de ahí que asistimos a linchamientos, justicia realizada por nuestras propias manos, crímenes pasionales, asesinatos resultantes de peleas en el tráfico, en discotecas, espectáculos, bares, entre personas aparentemente honestas y hasta ese momento totalmente obedientes a las leyes sociales y legales. normas.

Hoy, en nuestro país, la violencia también se está extendiendo por las ciudades del interior, ya que los grupos criminales buscan nuevos territorios. Además, estos pequeños pueblos hoy en día también absorben los problemas que alguna vez fueron propios de las grandes ciudades, principalmente la degradación moral. Se necesita con urgencia una profunda reforma política y social, sumada a un intenso rescate de valores olvidados, perdidos en el camino. Esta acción depende del Estado, pero también del conjunto de la sociedad organizada.

Fuentes
https://web.archive.org/web/20100402015159/http://www.serasa.com.br:80/guiacontraviolencia/violencia.htm
http://www.renascebrasil.com.br/f_violencia2.htm
http://www.comciencia.br/reportagens/violencia/vio09.htm

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