Brasil: literatura –

La carta (1500) de Pero Vaz de Caminha, en la que el escritor portugués de la armada que desembarcó por primera vez en Brasil informa al rey del descubrimiento, puede considerarse el certificado de nacimiento de la literatura brasileña. De hecho, establece como modelos el lenguaje y la temática metropolitana. Sin embargo, el problema de la autonomía cultural surgió desde el inicio de la colonización. Está íntimamente ligado al conocimiento de la tierra y a la formación de una conciencia nacional: por tanto, los momentos intelectuales más importantes van de la mano con los movimientos de emancipación. Sin embargo, a pesar de la independencia política (1822), los estándares lingüísticos y literarios portugueses (pero también el francés) persistirán a lo largo del xixmi. La autonomía literaria, estrictamente hablando, solo se logrará xxmi s. con el modernismo. Al comienzo de la colonización, los textos provenían de exploradores pragmáticos o misioneros jesuitas preocupados por la catequesis. Las primeras manifestaciones de originalidad aparecen en xviimi s. con el poeta barroco Gregório de Matos; se reforzaron en el siglo siguiente con el arcadismo neoclásico, pero sensible a la naturaleza brasileña, lo que atestigua un auge del “nativismo”. Conservaremos, en este sentido, el lirismo de Tomás Antônio Gonzaga y Cláudio Manuel da Costa, o la producción épica de Basílio da Gama mezclando los indios guaraníes con las reformas portuguesas del Marqués de Pombal y el enciclopedismo francés. Una autonomía ambigua se desarrolla a partir del romanticismo (de 1830 a 1870 aproximadamente), ayudada por el advenimiento del Imperio. El poeta Gonçalves Dias, aunque fundador de la escuela indianista, está apegado por su cultura a los modelos de Lisboa, mientras que su contemporáneo Castro Alves ya se aleja de ellos. Estos dos tribunos sostienen uno a los indios y el otro a los esclavos negros. Al mismo tiempo, asistimos al nacimiento de la prosa, con José de Alencar y Machado de Assis. Éste, a caballo entre el romanticismo y el realismo, sigue siendo el gran maestro por encima de todas las corrientes. Siempre al final de la xixmi Aparecen la novela naturalista (Aluísio de Azevedo) y su corresponsal poético, el parnasianismo de Bilac, cuyo arraigo durará hasta 1920, en paralelo a la corriente simbolista liderada por Cruz e Souza. Al principio de xxmi s., ciertos prosistas como Euclides da Cunha anunciaron un renacimiento que culminaría con el modernismo de 1922, lanzado por O. de Andrade. Este movimiento marca el advenimiento de la madurez literaria brasileña, que se afirmó después de la revolución política de 1930, con poetas como M. Bandeira, Drummond de Andrade, y el surgimiento de la narrativa social y regionalista (Lins do Rego, Amado, Ramos, Veríssimo) o psicológico (Cardoso). Algunas tendencias se impondrán durante el tercer momento literario de la xxmi s. («La generación de 1945»): rigor formal y artesanía, el abandono del prosaicismo y la tendencia al universalismo, y en la poesía una inspiración social combinada con la investigación gráfica y formal, resultando en experiencias de vanguardia: «poesía concreta» y «poesía-praxis». Para el «concretismo», el poema es un juego formal y técnico, basado en una estructura matemática y explotando el espacio en blanco del papel. La poesía-praxis rechaza estos postulados y afirma la prioridad de la semántica, considerando el arte como un experimento inspirado en los principios de la teoría de la comunicación (J. C. de Melo Neto). En el campo de la prosa, observamos, junto a una nueva predilección por la narración, los intentos de desintegrar la sintaxis tradicional y cuestionar el género de la novela (Guimarães Rosa, C. Lispector, A. Dourado), pero también el auge de la novela negra (R. Fonseca). Al mismo tiempo, los críticos académicos comenzaron a interesarse por la literatura de cable. Los medios de comunicación, que impulsaron a muchos dramaturgos y novelistas a recurrir a la televisión, conducen a un cuestionamiento de los valores estéticos y sociales, en el «tropicalismo» de finales de la década de 1960, en el «Movimiento Armorial» de la década de 1970 (que busca desarrollar un “ arte erudito basado en raíces populares ”), en el desarrollo de la novela-reportaje (F. Gabeira) o temas femeninos (H. Parente Cunha, M. Felinto), y en la explosión, en los años ochenta, de la“ poesía marginal ”( F. Alvim, W. Salomão).

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