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Accidente neurológico localizado de más de 24 horas de duración, provocado por lesión cerebrovascular.

Frecuencia

Si bien sigue siendo la tercera causa de muerte en los países desarrollados, los accidentes cerebrovasculares (ACV) han disminuido significativamente en los últimos 15 a 20 años, gracias a los avances en la detección de factores de riesgo vascular y su tratamiento. El riesgo aumenta rápidamente con la edad: el 75% de los afectados tiene más de 65 años. Su incidencia anual es de 1 o 2/1000 habitantes, o alrededor de 150.000 nuevos casos por año en Francia y 15 millones en todo el mundo. Por tanto, el accidente cerebrovascular es un problema de salud pública nacional y mundial.

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Diferentes tipos de accidente cerebrovascular

Accidentes cerebrovasculares isquémicos, también llamados infartos cerebrales o ablandamiento cerebral, representan el 80% de los accidentes cerebrovasculares. Con mayor frecuencia son el resultado de un trombo (coágulo que se forma en una arteria), un émbolo (cuerpo extraño, la mayoría de las veces un coágulo, que, impulsado por la circulación, obstruirá la arteria corriente abajo) o un estrechamiento. Arteria favorecida por aterosclerosis (engrosamiento del revestimiento interno de la pared arterial). Este último es la principal causa de accidente cerebrovascular isquémico (50 a 60% de los casos).

Accidentes cerebrovasculares hemorrágicos (20% de los accidentes cerebrovasculares) se deben a un derrame de sangre en el tejido cerebral. Su causa suele ser hipertensión arterial o, mucho más raramente, malformaciones vasculares (angioma, aneurisma), trastornos de la coagulación o complicaciones del tratamiento anticoagulante.

Síntomas y diagnóstico

Las personas con la enfermedad experimentan un déficit neurológico repentino que se produce en segundos, minutos u horas. Síntomas observados (hemiplejía, alteraciones de la sensibilidad, campo visual, parálisis de uno o más nervios craneales, afasia [trouble du langage], etc.) pueden aislarse o asociarse de diversas formas según el sitio y la extensión del accidente cerebrovascular.

Una gammagrafía cerebral es fundamental para confirmar el diagnóstico y precisar la naturaleza isquémica o hemorrágica del accidente. La resonancia magnética es útil para explorar el tejido cerebral dañado, pero también el que es probable que se dañe en las horas siguientes y, por lo tanto, condiciona, en parte, la indicación de una trombólisis. Otros exámenes (análisis de sangre, ecografía cardíaca, exploración de las arterias que irrigan el cerebro mediante ecografía Doppler o arteriografía) permiten determinar la causa. Puede ser necesaria una punción lumbar para detectar una hemorragia subaracnoidea asociada.

Tratamiento y prevención

El tratamiento del accidente cerebrovascular, de eficacia limitada, tiene como principal objetivo asegurar las funciones vitales del paciente y prevenir la extensión de las lesiones cerebrales. Se ha avanzado poco en el tratamiento de la trombosis arterial responsable del accidente cerebrovascular. Sin embargo, si el paciente es llevado a un servicio especializado de neurología vascular muy temprano y su estado lo permite, se le inyecta un producto, por vía venosa o arterial, para destruir el coágulo oclusivo. Este método, denominado trombólisis, permite salvar parte del tejido cerebral afectado, y así mejorar las posibilidades de supervivencia del paciente, reducir el riesgo de secuelas y, si es necesario, reducir su gravedad. Sin embargo, presenta el riesgo de causar hemorragia en la persona tratada, y queda reservado para ciertos centros altamente especializados en el manejo de enfermedades vasculares. En algunos casos, la cirugía vascular es necesaria para eliminar una malformación vascular y así reducir el riesgo de otro accidente cerebrovascular. Los pacientes hospitalizados que hayan perdido total o parcialmente el conocimiento deben tener las vías respiratorias despejadas y deben ser alimentados, ya sea por infusión intravenosa o por sonda nasogástrica.

Después de la fase aguda viene la fase de recuperación. Esto, progresivo y más o menos completo, se ve facilitado por la implementación de una rehabilitación destinada a tratar los déficits motores o sensoriales y reducir los trastornos del habla. Muchos pacientes que han quedado paralizados logran volver a caminar con la ayuda de una rehabilitación adecuada. Los déficits intelectuales, por otro lado, a menudo son irreversibles. Una reacción depresiva puede aparecer a medio o largo plazo.

La prevención de la recurrencia se basa en la corrección de factores de riesgo: tratamiento de la hipertensión arterial, hipercolesterolemia, diabetes, pero también para dejar de fumar. Cuando el accidente cerebrovascular fue causado por una embolia, el paciente puede recibir terapia antiplaquetaria (aspirina) o terapia anticoagulante. Esto se prescribe a menudo de por vida.

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