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Desarrollo intelectual insuficiente.
El deterioro mental se distingue de las psicosis infantiles primarias, los síndromes deficientes (hospitalismo, deficiencia emocional), los déficits sensoriales, perceptivos o motores (sordera, inestabilidad psicomotora, dislexia) y la patología orgánica del tipo IMC traumático (parálisis cerebral).
Agrupa todas las dolencias que impiden el acceso del niño a la autonomía y adaptación social.
1. Los diferentes tipos de retraso mental
La discapacidad mental resulta en un retraso en el desarrollo psicomotor (caminar, limpieza, lenguaje) o, más tarde, en un desajuste escolar. Este diagnóstico solo se conservará después de una evaluación somática y psicométrica exhaustiva.
La evaluación somática busca una enfermedad física curable. Las pruebas psicométricas, en forma de preguntas y juegos, establecen el cociente intelectual (CI).
Según el cociente de inteligencia del sujeto, distinguimos:
• atraso profundo (cociente intelectual menor a 30), que requiere asistencia permanente;
• debilidad profunda (cociente de inteligencia entre 30 y 50), donde es posible la adquisición del lenguaje y la realización de una simple actividad manual;
• debilidad moderada (cociente intelectual entre 50 y 70), que se puede educar en una institución médico-educativa;
• debilidad leve (cociente intelectual entre 70 y 85), compatible con una adecuada escolarización e integración profesional.
Este parámetro puede cambiar con el tiempo, dependiendo del entorno emocional y social del niño.
2. Causas del retraso mental
La deficiencia mental puede ser endógena: aberraciones cromosómicas (trisomía 21), trastorno hereditario del metabolismo, enfermedad endocrina de la tiroides o paratiroides, malformación craneocerebral, enfermedades tumorales hereditarias, epilepsia.
También se puede adquirir, debido a una enfermedad infecciosa (rubéola, toxoplasmosis) contraída por la madre durante el embarazo, a encefalitis, a meningitis o al malestar cerebral (causado por anoxia, hemorragia, kernicterus [syndrome caractérisé par des lésions des noyaux gris du cerveau]). En el 50% de los casos, se desconoce su causa.
3. Tratamiento de las discapacidades mentales
La orientación y el tratamiento del niño dependen de varios factores: estructura emocional (a veces muy rica); estado de funciones sensoriales, motoras e instrumentales; estabilidad de comportamiento; armonía familiar; tolerancia ambiental, etc. Sobre todo, el niño necesita sentirse seguro, con respecto a los demás y a sí mismo.
Asociada al apoyo psicoterapéutico, la rehabilitación a menudo permite obtener un progreso apreciable; en caso de agitación o agresión del niño, a veces también se asocia con sedantes ligeros.
El desarrollo del niño tiene lugar a su propio ritmo, que se manifiesta en particular en la adquisición de habilidades «en el sector» (habilidad manual, cálculo o sensibilidad estética por ejemplo). Los problemas de la posible ubicación y el futuro del niño deben discutirse durante las reuniones periódicas con los padres. Estos también pueden ser aconsejados y apoyados de manera útil por una asociación de padres de niños inadecuados. El papel del círculo familiar, asociado al trabajo médico-social, es importante.
Ver : autismo, desarrollo infantil, discapacidad.