

Tumor maligno del hígado.
El cáncer de hígado puede ser primario o secundario (metástasis de otro cáncer).
CÁNCER DE HÍGADO PRIMITIVO
Es un tumor maligno que se desarrolla a expensas de las células del hígado (carcinoma hepatocelular) o de las células de los conductos biliares (colangiocarcinoma) o de los vasos (angiosarcoma). El cáncer primario de hígado era raro en Europa y América, pero su frecuencia está aumentando rápidamente (5.000 casos por año en Francia) debido a la epidemia de hepatitis C; es incluso más común en África y Asia.
Hepatocarcinoma o carcinoma hepatocelular (HCC), es el tumor de hígado más común; ocurre en el 20% de los casos en un hígado sano, más frecuentemente en un hígado con enfermedad hepática preexistente (cirrosis, hepatitis crónica). A diferencia de Europa, donde la cirrosis alcohólica sigue siendo la principal causa de este tipo de tumor, en los países africanos y asiáticos, el CHC suele estar relacionado con los virus de la hepatitis B y C, a veces con la contaminación de los alimentos, especialmente la aflatoxina (hongo de la torta de maní).
Colangiocarcinoma, mucho más raro, es especialmente común en el sudeste asiático, donde se culpa al papel de ciertas parasitosis.
Angiosarcoma, el más raro de los tumores primarios del hígado, a veces está relacionado con una intoxicación crónica (cloruro de vinilo, arsénico).
Signos y síntomas
El carcinoma hepatocelular produce un hígado grande visible a la palpación y un estado febril pseudoinfeccioso. Provoca un dolor moderado, localizado en la parte superior del abdomen, que suele ser el primer síntoma de la enfermedad. También puede resultar en el agravamiento de una cirrosis ya conocida. Se descubre cada vez más a menudo mediante el seguimiento sistemático de la cirrosis o la hepatitis crónica.
Diagnóstico y evolución
El diagnóstico se basa en ecografía, tomografía computarizada, resonancia magnética La biopsia hepática guiada conlleva el riesgo de diseminación del tumor. La demostración de alfa-fetoproteína en sangre confirma el diagnóstico: esta proteína, ausente en el suero de adultos sanos o que padecen otras enfermedades hepáticas, está presente en dos de cada tres pacientes con CHC El riesgo de metástasis, principalmente pulmonares y óseas, es importante.
Procesando
Implica la extirpación quirúrgica del tumor, cuando sea posible, mediante hepatectomía parcial. Excepcionalmente, se puede considerar el trasplante de hígado. En formas que no requieran cirugía, el tratamiento implica quimioterapia general o local (inyección del producto directamente en el tumor a través de un catéter introducido en la arteria hepática) o destrucción del tumor por calor (radiofrecuencia).
Prevención y pronóstico
La prevención de los tumores primarios de hígado se basa en la lucha contra el alcoholismo, en la vacunación precoz contra el virus de la hepatitis B, en el tratamiento de las hepatitis B y C crónicas y en el desalojo de donantes de sangre contaminados. El diagnóstico precoz de los carcinomas hepatocelulares que ocurren en la enfermedad cirrótica debería mejorar el pronóstico, que en la actualidad sigue siendo grave.
CÁNCER DE HÍGADO SECUNDARIO
Es el cáncer de hígado más frecuente en los países templados; puede ocurrir en cualquier otro cáncer; sin embargo, es más común en cánceres del sistema digestivo (colon, estómago, páncreas, vías biliares) y en cánceres ginecológicos (útero, mamas). Se dice que el cáncer de hígado secundario es sincrónico cuando se descubre al mismo tiempo que el cáncer primario, y metacrónico si se diagnostica después del tratamiento del cáncer primario.
Signos y síntomas
El cáncer de hígado secundario puede provocar el deterioro del estado general o ictericia. El examen físico puede revelar a la palpación un hígado grande y nodular («hígado castaño»), doloroso o no. Es posible que tampoco dé ningún síntoma.
Diagnostico y tratamiento
El diagnóstico se basa en una ecografía, una tomografía computarizada y posiblemente una biopsia. El tratamiento es, si es posible, quirúrgico (extirpación del tumor). En formas difusas se utiliza quimioterapia general o local (inyección del producto en un catéter introducido en la arteria hepática). El pronóstico de los cánceres hepáticos secundarios sigue siendo reservado.