

Metal esencial para el organismo, que interviene en muchas reacciones químicas y permite, en particular, el transporte de oxígeno por la hemoglobina de los glóbulos rojos.
El átomo de hierro (Fe) está integrado en muchas proteínas, a menudo dentro de una estructura molecular especial llamada hemo. Distinguimos entre proteínas portadoras de hemo, o hemo, como hemoglobina, mioglobina, citocromos, peroxidasas o catalasas de enzimas, y proteínas no hemo como ferritina y hemosiderina. En los adultos, el cuerpo generalmente contiene alrededor de 4 gramos de hierro, principalmente contenido en hemoglogina y mioglobina.
Fisiología
Aproximadamente el 60% del hierro del cuerpo está asociado con la hemoglobina en los glóbulos rojos y representa aproximadamente 2,5 gramos. La destrucción permanente de los glóbulos rojos libera hierro de la hemoglobina, que el cuerpo reutiliza durante la síntesis de nuevos glóbulos rojos. La otra parte del hierro, hierro de reserva (0,6 a 1,2 gramos), se localiza en tejidos como el bazo, la médula ósea y el hígado, ya sea en forma de ferritina, que se encuentra fácilmente disponible en caso de necesidad, ya sea en el forma de hemosiderina para una liberación más gradual. Finalmente, el plasma también contiene hierro en una proporción de 11 a 23 micromoles / litro.
Las pérdidas de hierro son generalmente muy bajas, del orden de un miligramo por día; son más importantes en caso de hemorragia, un litro de sangre que contiene aproximadamente 0,5 gramos de este elemento. En las mujeres, la menstruación aumenta las pérdidas diarias, que pueden llegar a los 3 miligramos por día.
Para compensar estas pérdidas, el cuerpo extrae hierro de los alimentos. La cantidad diaria recomendada es de 8 a 16 miligramos según la edad y el sexo. Una dieta equilibrada proporciona un promedio de 10 a 25 miligramos de hierro, de los cuales solo se absorbe del 10 al 20%. Las carnes rojas (ricas en mioglobina), la morcilla (rica en hemoglobina) son alimentos ricos en hierro y, en menor medida, las lentejas, los frutos secos, las espinacas (que no son, contrariamente a la opinión generalizada, extremadamente ricas en hierro). La absorción de hierro tiene lugar principalmente en el duodeno. Después de pasar a través de las células intestinales, este elemento se une a la transferrina (o siderofilina) para ser transportada a la médula ósea, donde pasa a los glóbulos rojos. En general, la tasa de absorción está relacionada con las necesidades del cuerpo. Así, en determinadas circunstancias, se produce un aumento fisiológico de las necesidades de hierro: durante el embarazo y la lactancia, en lactantes y adolescentes.
Patología
La deficiencia de hierro, o deficiencia de hierro, causada por un aumento de las pérdidas o necesidades o, mucho más raramente, por malabsorción o falta de ingesta, puede provocar anemia. Además, durante las reacciones inflamatorias, los macrófagos (las células de defensa del cuerpo) almacenan el hierro circulante de forma anormal, reduciendo así la fracción disponible para los glóbulos rojos. Este fenómeno explica el carácter microcítico (pequeños glóbulos rojos) de la anemia que acompaña a la inflamación crónica (cáncer, reumatismo inflamatorio, etc.).
Por el contrario, se pueden observar sobrecargas de hierro en el organismo por excesiva absorción de origen genético (hemocromatosis primaria) o por aporte repetido en forma de transfusiones de sangre (hemocromatosis secundaria). La biopsia hepática o la resonancia magnética confirman la sobrecarga.
Uso terapéutico
El hierro se utiliza en el tratamiento de la anemia ferropénica y en su prevención en sujetos expuestos (en caso de hemorragia, malabsorción, embarazos repetidos, en lactantes). En este último, el hierro contenido en la leche materna es suficiente para cubrir sus necesidades hasta los 3 meses; más allá de eso, es necesario un aporte hasta la edad de al menos un año, ya sea por la diversificación de la dieta, o por el aporte de leche enriquecida en hierro. El hierro se comercializa en forma de preparados a base de sales ferrosas (solo o en combinación) y se administra por vía oral. El tratamiento generalmente es de larga duración (4 meses). Es necesario tomar ciertas precauciones de uso en caso de asociación con tetraciclinas y ciertos antiácidos, como respetar un intervalo de 2 horas entre las tomas. La vía inyectable (IV) está reservada para indicaciones muy específicas.
La absorción de hierro puede provocar problemas digestivos (estreñimiento, náuseas, vómitos, decoloración oscura de las heces), que desaparecen en las 24 horas posteriores a la finalización del tratamiento.
Ver : anemia ferropénica, ferritina, sideropenia, siderosis.
NECESIDADES DE HIERRO |
|
Gente |
Requerimientos diarios (en miligramos) |
Mujeres |
de 1.6 a 1.8 |
– durante el embarazo y la lactancia |
de 2 a 2,2 |
Hombre |
1 |
Bebés y niños (hasta 11 años) |
0,1 por kilogramo de peso |
Adolescente |
|
– muchacha |
de 1.6 a 1.8 |
– niño |
1,5 |