Hojas de plantas – Botánica

A hojas tienen su origen en el tallo y tienen una estrecha relación con este tejido, lo que se evidencia por la continuidad del tejido vascular entre ellos. Las principales funciones de las hojas son la fotosíntesis, la transpiración y la respiración. La forma, el color y el tamaño de las hojas varían mucho, algunas de las cuales pueden tener modificaciones, como zarcillos y espinas.

La estructura básica de las hojas incluye la limbo, que también se puede llamar lámina de la hoja, correspondiente a su porción expandida; O pecíolo, que es la parte que conecta el limbo al tallo, sin embargo en algunas especies esta estructura puede estar ausente y se dice que las hojas son sésiles; la vaina, que equivale a la parte basal de la hoja que envuelve total o parcialmente el tallo. En muchas plantas monocotiledóneas, la vaina puede extenderse por toda la longitud del entrenudo. Apéndices en forma de hojas, llamados estipulaciones, puede estar presente en la base de algunas hojas, considerándose caracteres taxonómicos importantes para el reconocimiento de especies botánicas.

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En plantas eudicotiledóneas, las hojas se pueden dividir en simples o compuestas. En las hojas sueltas, el limbo está entero, no dividido, pero puede estar profundamente lobulado, como en la hoja de la planta de la costilla de Adán (Monstera delicioso). El limbo en las hojas compuestas se divide en unidades más pequeñas llamadas folíolos, cada uno de los cuales generalmente tiene su propio pecíolo (que se llama pecíolo). Si las valvas se originan en ambos lados de un eje, que se llama raqueta, como los pinos de una pluma, se clasifican como hojas compuestas clavadas, tomando como ejemplo las hojas del árbol sibipiruna. Si el rastrillo está ausente y los folíolos comienzan desde el final del pecíolo, las hojas compuestas son del tipo azotado. Otro tipo de hoja compuesta son las digitalizadas, que exhiben cuatro o más folíolos conectados en un mismo punto de la base de la hoja, como por ejemplo en las hojas del ipe-violeta.

Muchos grupos de plantas tienen cambios en sus hojas, lo que les permite realizar otras funciones además de la fotosíntesis. Como ejemplo de estas adaptaciones, se pueden mencionar cotiledones, brácteas y espinas. Los cotiledones son las hojas que se forman en el embrión y, por lo general, tienen una estructura diferenciada del resto de hojas, conteniendo una reserva de nutrientes que serán utilizados para el desarrollo de la planta. Las brácteas, en cambio, se ubican en la base de las flores e inflorescencias, y pueden ser vistosas y coloridas, contribuyendo a la atracción de agentes polinizadores. Las espinas son hojas modificadas en estructuras duras y puntiagudas, que sirven para proteger a las plantas de los herbívoros y también para prevenir la pérdida de agua por transpiración. Son típicos de especies que habitan en ambientes secos, como los cactus.

Las plantas carnívoras tienen hojas que cambian para permitir la captura y digestión de pequeños animales, como insectos y arañas. Algunos pueden atrapar animales en estructuras similares a dientes, mientras que otros secretan una sustancia pegajosa que atrapa a los animales en las hojas. La digestión de estos animales permite que la planta adquiera importantes nutrientes para su crecimiento y desarrollo.

El patrón de distribución de las costillas en la lámina de la hoja se llama nervación (Figura 1). Las costillas suelen ser más prominentes en la fase abaxial o inferior del limbo foliar, estando formadas principalmente por los tejidos vasculares xilema y floema. Hay diferentes patrones de nerviosismo en las hojas. Cuando existe la presencia de una sola nervadura longitudinal, conocida como nervadura central o principal, la hoja se denomina no invertida. En las hojas palmatinerviosas, en cambio, están presentes tres o más costillas que parten de la base del limbo o justo encima de él.

Figura 1 – Esquema que muestra las principales estructuras de una hoja. Ilustración: sciencepics / Shutterstock.com

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Referencias bibliográficas:

Cuervo, P.; Evert, RF y Eichhorn, SE 2007. Biología vegetal. 7ª ed. Río de Janeiro: Guanabara Koogan, 830 p.

Souza, LA 2009. Morfología y anatomía vegetal: células, tejidos, órganos y plántula. Ponta Grossa: Ed. UEPG, 259 p.

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